La valentía de Manuel Zamarreño frente al terror de ETA: 23 años de su asesinato
Manuel Zamarreño Villoria fue asesinado cuando volvía de comprar el pan. Una moto estacionada a escasos metros de su portal y cargada con tres kilos de amosal explotó a su paso
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En estos tiempos en los que se habla de 'Memoria Histórica' como elemento volátil y con una frágil y peligrosa adjudicación política, no podemos olvidarnos de la verdadera memoria de aquellos que dieron su vida por la libertad y la democracia en España hasta hace apenas unos años. El 16 de marzo de 2010, la banda terrorista ETA cometió su último asesinato. El gendarme Jean-Serge Nerin murió durante un tiroteo en Dammarie-les-Lys, al suroeste de París. Por entonces, Joseba Fernández Aspurz 'El Guindi' fue detenido mientras que otros cinco etarras se dieron a la fuga.
La lista, sin embargo, ya era muy numerosa: 855 asesinatos traducidos en 42 años de crueles atentados contra civiles, políticos, jueces, ertzainas, policías, guardias civiles y militares.
Hoy, 25 de junio, el presidente del PP del País Vasco, Carlos Iturgaiz, ha recordado al edil popular de Errenteria Manuel Zamarreño como un "héroe de la libertad" en el 23 aniversario de su asesinato a manos de ETA, y ha mostrado su "eterno agradecimiento" a las víctimas del terrorismo, para las que ha reclamado "memoria, dignidad y justicia".
Manuel Zamarreño Villoria, hombre valiente hasta la exasperación de sus asesinos, ocupó el escaño de concejal en el Ayuntamiento de Rentería (Guipúzcoa) tras el asesinato de su antecesor y amigo, el también popular José Luis Caso Cortines, quien se negó a llevar escolta. La banda terrorista ETA aprovechó esta circunstancia para asesinarle el 11 de diciembre de 1997.
Zamarreño era consciente de que su compromiso político con la libertad y la democracia en el País Vasco, y también con su compañero caído, conllevaba riesgos en una situación de persecución y extorsión como la que se vivía en el País Vasco. Este gesto, tristemente, le costó la vida.
Casado y padre de cuatro hijos, sabía que las amenazas de ETA estaban encima de su cabeza como una espada de Damocles. En la víspera de Nochevieja de 1997, la izquierda abertzale -de la que es heredera EH-Bildu-, inició su campaña de hostigamiento contra el concejal. Esa misma mañana, su coche amaneció calcinado.
Su hija Naiara, que entonces tenía 15 años, todavía recuerda como las calles del municipio se llenaban continuamente de pintadas. Tuvo que aprender a convivir con la amenaza como mosaico: “Zamarreño asesino” o “Serás el siguiente”.
Zamarreño se sentó por vez primera en su escaño el 21 de mayo de 1998. Manuel, lejos de amedrentarse o exiliarse, recordó a su antecesor y amigo Caso. Valiente con la palabra como única arma, acusó a los cinco ediles que Herri Batasuna tenía en el municipio de ser responsables del asesinato de su amigo: “me siento orgulloso de estar hoy aquí, es el triunfo de la democracia y de la mayoría de los ciudadanos sobre quienes por medio de la extorsión, la amenaza y la violencia pretenden quebrar la paz y la convivencia”, espetó entonces.
Un día como hoy de 1998, tan sólo 34 días después de ser nombrado edil en el Consistorio de Rentería, Manuel Zamarreño Villoria fue asesinado cuando volvía de comprar el pan. Una moto estacionada a escasos metros de su portal y cargada con tres kilos de amosal explotó a su paso. Zamarreño murió en el acto y su escolta, el ertzaina Juan María Quintana, resultó herido de gravedad.
Su inquebrantable compromiso con la libertad y sus principios le obligaron a plantar cara a sus asesinos y secuaces. No claudicó y por eso hoy le rendimos homenaje.