Barones del PSOE son escépticos con la estrategia del miedo a Vox

Ferraz sigue viendo un filón en la coalición del PP con los de Abascal en Castilla y León

Ricardo Rodríguez

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La alerta “antifascista” es apuntalada por La Moncloa y, por extensión desde Ferraz, con la investidura de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León de la mano de los de Santiago Abascal. Una nueva etapa queda inaugurada en puertas de Semana Santa con el acuerdo de coalición entre PP y Vox por el que los populares ceden al socio a su derecha la vicepresidencia del gobierno autonómico y tres consejerías en materias como Agricultura, Cultura e Industria y Empleo. La Junta anticipa el ensayo de futuribles pactos entre ambas fuerzas con vistas al ciclo electoral en ciernes.

En el juego de estrategias, la patada al tablero del centro-derecha pretende ser combatido por el estado mayor de La Moncloa y de Ferraz amplificando el miedo a Vox como freno para un PSOE en caída en las encuestas. Las propias proyecciones internas han hecho saltar las alarmas por las expectativas del nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo. Dirigentes socialistas, según admiten ellos mismos, se dejan llevar por una suerte de fe ciega en su capacidad de movilización del electorado de izquierdas para frenar el empuje en la acera de enfrente y, de paso, intentar el enésimo viaje al centro.

Barones del PSOE, sin embargo, están lejos de verlo tan claro. Echan sus cuentas, pulsan el sentir de la calle, y proyectan numerosas dudas sobre la rentabilidad que pueda reportarles la demonización de la suma PP-Vox. Para la mayoría el examen llega dentro de poco más de un año, pero observan además de reojo la inminencia de las andaluzas, donde ya advierten de que los de Abascal les comen terreno y completan la solidez del popular Juanma Moreno Bonilla. En suma, su objeción es que en ningún caso pueden encomendar su suerte al espantajo de Vox, toda vez la marca a la derecha del PP forma parte del paisaje político.

Tampoco existen certezas para esas voces socialistas sobre el modo de actuar a partir de ahora de los de Santiago Abascal cuando en Castilla y León han apostado por perfiles técnicos, con amplia trayectoria profesional y experiencia de gestión para ocupar las distintas carteras. Sacar de casa al votante ante la amenaza de “que viene el lobo” en otros territorios se les antoja más cuesta arriba. “Hay que estar vigilantes, desde luego, pero está por ver que compliquen la existencia a Feijóo”, previenen. O, al menos, según diferentes análisis, que Vox lo haga en el corto-medio plazo, aunque las cohabitaciones entre distintos partidos nunca son fáciles.

El terreno resulta inexplorado. En estas circunstancias, al margen de relatos oficiales de Ferraz y de La Moncloa, entre barones existe el convencimiento de la necesidad de preconizar iniciativas, de llenar la agenda con propuestas que sirvan de impulso para reconducir la situación en la tentativa de “ilusionar” de nuevo a una mayoría del electorado. Es su receta para tratar de poner freno a la expansión del centro-derecha en medio además de un escenario políticamente inestable y económicamente incierto.