La convivencia en la coalición de Gobierno toca fondo con el 'solo sí es sí'

El PSOE intenta anticiparse a nuevos sobresaltos con la reforma de la ley. Las acometidas socialistas alcanzan directamente a Yolanda Díaz por ponerse a cubierto ante la crisis

Ricardo Rodríguez

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Las heridas del Solo Sí es Sí supuran en las dos patas del Gobierno. Las relaciones entre PSOE y UP atraviesan su peor momento. Si no media algún giro más en el desarrollo de los acontecimientos, el planteamiento ahora mismo es que “la coalición ha tocado fondo”, admite el ala socialista.

La hondura de la crisis interna ha derivado en soterradas acometidas contra Yolanda Díaz. El núcleo duro del PSOE echa en cara que la vicepresidenta segunda, supuesta líder del espacio confederal, se haya puesto a cubierto ante las discrepancias entre socios, temerosa de quedar achicharrada. “No quiere pisar charcos”, censura el estado mayor socialista. El pasado martes, en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Díaz volvió a desmarcarse. “Las formas en política son claves. A veces más importantes que el fondo”, sostuvo para invocar que “siempre me encontrarán cuidando de la coalición”. La declaración se agotaba en sí misma.

Nada parece surtir efecto. Tampoco que Pedro Sánchez eleve el tono. Y los ánimos están muy bajos de puertas para adentro. La erosión es demoledora para el partido, a pesar de que desde Ferraz insistan en que es “imposible” caer por debajo del 26% de los votos. Sin embargo, “se ha instalado una percepción de desastre absoluto”, convienen dirigentes socialistas. “El goteo del Sí es Sí nos lleva directos hacia un agujero negro”, se revuelven las federaciones. “¿Acaso los socios quieren que gobierne Alberto Núñez Feijóo?”, preguntan. "El Presidente trabaja por la coalición mientras otros “se dedican a jugárnosla desde dentro””, gruñen en La Moncloa.

El escenario está cada vez más envenenado para Pedro Sánchez. Queda temporalmente lejos el recorrido en las Cortes y la reforma aún puede dar muchas vueltas. Tanto en La Moncloa como en Ferraz tratan el Sí es Sí como su talón de Aquiles y el mismo núcleo duro concede haber demorado la reforma “más allá de lo razonable”. Y muchas son las voces que creen contraproducente la toma en consideración de la iniciativa el 7 de marzo, en puertas de una fecha tan simbólica como el 8-M, Día de la Mujer. “Es una batalla perdedora para la izquierda”, se exasperan en bucle los socialistas. El agotamiento empieza a hacerse más que evidente.

Al cansancio se une la sensación de que todo sale mal. El alto riesgo ha empujado al PSOE a dibujar a Podemos volcado exclusivamente en alimentar su relato. Igualdad viene enredando con el envío de su séptima propuesta a Justicia donde, se queja el entorno de Irene Montero, nadie responde. Esa estrategia de los morados ha saturado al equipo presidencial, claramente en otra pantalla, la de la tramitación parlamentaria de las modificaciones de la norma. Y ello tras haber visto “rebotar” -eso defienden- sus ofertas al socio minoritario durante meses. Con tanto tiempo perdido, los socialistas parecen preparar el terreno para apoyarse en el PP.

Boicot a Calvo

Con todo, hay intentos inequívocos de templar los ánimos o, al menos, de mantener el fuego bajo control: Una vez la reforma del Sí es Sí sea admitida a trámite en el segundo Pleno de marzo, los trabajos pretenden desarrollarse en el seno de la Comisión de Justicia, presidida por el socialista Felipe Sicilia, sorteando la de Igualdad que encabeza Carmen Calvo. Las relaciones entre la ex vicepresidenta primera e Irene Montero son “imposibles” y resultaría “un despropósito”, así lo admite la dirección del Grupo Socialista, dejar en manos de Calvo un proyecto que ella misma combatió desde el Gobierno. En definitiva, verde y con asas. La esperanza de La Moncloa está puesta además en que ERC o Bildu, entregados a Podemos, abran con sus enmiendas una puerta que salve la unidad del bloque de investidura y zanje el trámite a mediados de abril.