Los equilibrios de Sánchez: Combinar cal y arena ante la crisis en Cataluña

La ambivalente estrategia del presidente del Gobierno ha cobrado especial relieve con el recurso a la reprobación del Rey por el Parlamento de Cataluña

Pedro Sánchez en La Moncloa

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Pedro Sánchez trata de mantener un difícil equilibrio ante un escenario político enrevesado y complejo. La gobernabilidad pende del hilo de los independentistas, imprescindibles, pero, a la vez, el Presidente parece verse obligado a administrar sus pasos con todo el tiento posible ante la sucesión de contiendas electorales. “Cataluña nos mata”, aseveran en privado barones socialistas. Y, en medio de esta coyuntura,Sánchez busca la mejor manera de mantener cierta coherencia sin desenfocar su estrategia en cada uno de sus frentes.

La estrategia de la “desinflamación” desplegada desde La Moncloa, con la que creen haber abierto una brecha entre los secesionistas, se ha visto complementada con píldoras de firmeza como la decisión de recurrir al Tribunal Constitucional la reprobación del Rey llevada a cabo por el Parlamento de Cataluña el pasado 11 de octubre y hacerlo, desoyendo el dictamen del Consejo de Estado, entre otras razones, porque configuraría “un nuevo intento de iniciar un proceso unilateral que desemboque en la proclamación de una hipotética República”. Un planteamiento enarbolado después de evacuar varias consultas jurídicas y de procedimiento que a todas luces chirría con el discurso oficial de la ausencia de “hechos objetivos” que justifiquen una hipotética aplicación del artículo 155.

Sea como fuere, miembros del Gobierno que se creen de verdad aquello de que “las cosas en Cataluña están mejor que hace un año” han dudado de la impugnación de la resolución de la cámara catalana, pero Pedro Sánchez, lejos de andarse por las ramas, ha querido marcar una línea roja, según aseveran a la Cadena Cope fuentes de La Moncloa, y dejar clara su defensa de la figura del jefe del Estado. De este modo, ha acabado además por hacer oídos sordos a las presiones de Pablo Iglesias en contra del Rey. Podemos fue precisamente el impulsor de la reprobación que contó con el apoyo de ERC y JxCat.

El ataque hacia la figura de Felipe VI por parte de morados e independentistas, lejos de cesar, promete ir en aumento. “Es hora de abrir un debate sobre el futuro de nuestra Democracia”, ha insistido el propioIglesias. Podemos lleva semanas jaleando un referéndum contra la Monarquía y promete una notable subida de decibelios próximamente. Este cuestionamiento está lejos de pasar desapercibido en La Moncloa, pero en el entorno de Pedro Sánchez han minimizado la repercusión en las relaciones con su socio preferente. “Nada va a cambiar”, según su análisis.

Claro que, en esta etapa de la vida pública, donde los pronósticos apenas resisten un cuarto de hora, nada es nunca definitivo. Ni siquiera ya el despliegue por el Gobierno de un 155 “in extremis”. El bucle en el que estamos apunta a desafíos y choques en Cataluña en momentos cruciales del proceso judicial contra los líderes del “procés”.