Barones tachan ya de “ruinosa” la gestión de La Moncloa en el pistoletazo del 28-M
El bofetón del juez Llarena, una rebaja de penas a corruptos o las fisuras de la ley del 'solo sí es sí' desquician a las cúpulas regionales del PSOE a 132 días de las urnas
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Con el pie cambiado. Así pilló a La Moncloa la aplicación por Pablo Llarena del nuevo Código Penal diseñado al servicio de los independentistas. La decisión del juez del Tribunal Supremo de mantener contra Carles Puigdemont la malversación en su modalidad agravada, castigada con hasta 12 años de prisión, y de no encajarle, tras el borrado de la sedición, el golpe del 1-O en los desórdenes públicos, causó sorpresa y malestar en el equipo de Pedro Sánchez.
El desencaje sufrido con Llarena hace temer que su interpretación de la reforma legislativa, hecha a priori para satisfacer a ERC, pueda extenderse ahora a otros líderes del procés como Oriol Junqueras comprometiendo su rehabilitación política o a sus decenas de fontaneros pendientes de juicio. La pretensión de Sánchez de hacer de la supuesta convivencia en Cataluña un activo clave para el PSOE queda ahora comprometida. De ahí que barones lleguen a tachar de “ruinosa” la hoja de ruta diseñada desde La Moncloa: Por el descontrol, por el momento y por lo que para ellos está en juego. “Se ha hecho un pan como unas tortas”, avisan.
Las cúpulas regionales socialistas temen por sus expectativas electorales, y justo en este clima de ansiedad, aprietan los dientes ante el espectáculo que pretende ofrecer ERC este próximo jueves durante la cumbre hispano-francesa uniéndose a la protesta separatista en las calles de Barcelona. La elección de la Ciudad Condal para celebrar el encuentro entre Pedro Sánchez y Emmanuel Macron buscaba ofrecer una “imagen de normalidad” cuando además ejercerán de anfitriones el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y la alcaldesa Ada Colau. Lo cierto es que en el mismo Gobierno impera la cautela por si vuelve a inflamarse Cataluña. Se vienen midiendo las declaraciones públicas en el intento de rebajar la amenaza y no azuzarla.
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