Estupor en La Moncloa con Robles por engancharse contra los socios

El PSOE no la ve en peligro: "Es la quinta columna del Presidente"

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Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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En La Moncloa han perdido la sonrisa, abrumados por el alcance del distanciamiento con los socios. Con todo en contra, el Gobierno solo puede encomendarse a la capacidad negociadora para devolver las relaciones con ERC al punto previo a la divulgación del supuesto espionaje. Dado por sentada la necesidad de un sobre esfuerzo para llegar a darle la vuelta al deterioro de su asociación, el mandato interno es de perfil bajo en campo propio.

Y más aún, constatan en el Ejecutivo, cuando encadenan semanas sin levantar cabeza. Entre los síntomas que dibujan un escenario endiablado para la estabilidad gubernamental, el hecho de que Pedro Sánchez se ha visto obligado a posponer su viaje a Moldavia y Polonia que tenía previsto para este jueves y viernes. El mismo Presidente buscaba en la sesión de control en el Congreso sosegar a Gabriel Rufián con la promesa de transparencia para esclarecer los hechos. No regaló ni una comisión de investigación ni cabezas, como exigen los independentistas. Pero el tono presidencial aspiraba a destensar la espinosa polémica.

Era la consigna con el objetivo fijado por La Moncloa de pedir el respaldo al decreto anti-crisis. Con poco éxito en el caso de Margarita Robles. Alto y claro, la titular de Defensa colocó a los secesionistas ante su propio espejo. “¿Qué tiene que hace un Estado cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, cuando alguien corta las vías públicas, realiza desórdenes públicos, cuando alguien está teniendo relaciones con dirigentes de un país (Rusia) que está invadiendo Ucrania?” La ministra admitía de facto el rol del CNI. Puestos a golpear, su entorno insinuaba que los Mossos pudieron adquirir el sistema Pegasus.

La exhibición de contundencia de Robles ha descolocado a compañeros del Gobierno con Félix Bolaños, el apagafuegos, centrado en atraerse entre bambalinas a ERC y demás costaleros y hasta ha llevado a diputados de UP a salirse indignados del Hemiciclo. Las palabras de la ministra se habían salido de los márgenes esperados, dejando entre el asombro, la confusión y el malestar a colaboradores del propio Presidente. En la órbita socialista no se alcanza a entender “por qué Margarita ha facilitado así la tarea victimista a los independentistas”.

Y la han convertido en prueba de cargo de la voluntad de Sánchez para reconstruir los puentes. De hecho, Pere Aragonés ha convertido el cese de Margarita Robles en una demanda más a Sánchez: “La ministra de Defensa debe asumir responsabilidades, y si no quiere, recuerdo que hay un presidente del Gobierno que le dio confianza y no está respondiendo”. El separatismo no ha desperdiciado ni un segundo en seguir agrandando el acoso a Robles disparando desde todos los flancos y aseverando que “la cuestión ya no es si dimitirá o no, sino cuándo lo hará”.

¿Y ahora qué? Las críticas en el Gobierno a la titular de Defensa se han centrado en las formas empleadas en un momento delicadísimo, necesitados de apaciguar a los socios, por el impacto en la estabilidad de la Legislatura. El fondo, a grandes trazos, se comparte, aunque Margarita Robles vaya por libre y se salga del argumentario oficial de puesta en valor las cuatro medidas adoptadas ante el Catalangate, incluida una investigación interna del CNI o la desclasificación de documentos oficiales. En el PSOE, en cualquier caso, una caída de Robles suena a ciencia ficción. Y es que ella es, recuerdan, “la quinta columna del Presidente”.

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