Euforia del PSOE por debilitar a Yolanda Díaz: "Jugamos la partida y ganamos"

UP defiende la capacidad para rehacerse de la vicepresidenta que planea su remontada.

Euforia del PSOE por debilitar a Yolanda Díaz: “Jugamos la partida y ganamos”

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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El marcador arrojó una votación de infarto:175 a favor frente a 174 en contra. La convalidación de la reforma laboral por los pelos conllevó incluso momentos de confusión en la Cámara Baja con el resultado de la votación: La presidenta Meritxell Batet, llegó a comunicar primero que no salía adelante provocando el alborozo de PP y de Vox y el desconcierto en el Gobierno. Luego corrigió y los aplausos cambiaron de bando. Pedro Sánchez llegó a comentar desde la bancada azul a Yolanda Díaz: “La de memes que nos van a sacar”.

Los diputados de Unión del Pueblo Navarro, Carlos García Adanero y Sergio Sayas, acabaron saltándose la disciplina de voto y votaron en contra. Su acción contradijo la orden emitida por su presidente, Javier Esparza, que cerró personalmente su respaldo en una discreta cena en Madrid con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. El giro de los acontecimientos hubiera podido tumbar la reforma, pero un “error” en el voto telemático del diputado del PP, Alberto Casero, terminó salvando la norma. Regocijo de La Moncloa: “El PP ha salvado el Gobierno”.

Cumplida su pretensión de encumbrar la centralidad de Pedro Sánchez atando el decreto a la denominada “geometría variable” y, en el mismo viaje, poner en apuros a Yolanda Díaz. La estrategia del Presidente hasta llegar a la suma de Ciudadanos y una panoplia de otros pequeños partidos fue conceder a la vicepresidenta mantener el juego a dos bandas hasta el final para salvar la norma, según pretendió la titular de Trabajo hasta el pasado martes, con la mayoría de la investidura. La apuesta de Sánchez por la vía naranja iba imponiéndose, pero Díaz se enrocó en sacar a los de Inés Arrimadas de la ecuación lanzándose a degüello en las presiones a ERC con viaje incluido a Cataluña para revolver el patio sindical. “Aquel gesto – sospechan los socialistas – supuso el punto de inflexión a toda opción de entendimiento”.

Las consecuencias del afán de Díaz por apretar a los independentistas quedaron a la vista este jueves durante el debate de cuatro horas del decreto. La ministra saldó cuentas desde la tribuna de oradores y a bocajarro censuró que la “norma más importante de la Legislatura se sustancie en debates superficiales”, en el “campo de las rivalidades partidistas”. Combatir la sensación de aparecer derrotada la llevó a salir al ataque. Pero Gabriel Rufián le devolvió el golpe: “Es exactamente la reforma laboral que hubiera negociado, que hubiera firmado y que hubiera votado Albert Rivera de haber sido vicepresidente”. En la bancada del PSOE ponían la guinda: “Yolanda Díaz se ha comido estar justo donde queríamos”.

Jugamos una partida con ella y ganamos”, zanjan en la trastienda de La Moncloa cargados de regocijo por debilitar a Díaz o, al menos, bajarle los humos. La satisfacción de unos, en una auténtica nube, es la amargura de otros. En Podemos, sin micros delante, han llegado a acotar el revés a la vicepresidenta: “Le hace más daño a Yolanda que al partido”. La confianza, en cualquier caso, entre los morados está puesta en su capacidad para rehacerse”. La ministra planea su remontada con la mirada en una nueva subida del SMI. De hecho, al entorno de Pedro Sánchez ha estado lejos de pasar desapercibido su recado desde la tribuna. “Tanto "traballar" para andar descalzo”, apuntó. “En 2015, se lo recuerdo presidente del Gobierno, el salario mínimo era de 648 euros al mes”. Oído cocina.

La titular de Trabajo ya ha convocado este 7 de febrero a los agentes sociales para abordar el incremento del Salario Mínimo Interprofesional ahora mismo en 965 euros. Los sindicatos piden situarlo en 1.000 euros y con efecto retroactivo al 1 de enero frente al rechazo de la patronal. Es el renovado reto de Yolanda Díaz para dejar atrás la convalidación por el centro-derecha de la reforma laboral y afianzar su magullado proyecto político de izquierdas. A resolver, además, los temores en Unidas Podemos de que el desencuentro con los aliados preferentes condicione el resto de la Legislatura. Tal escenario es rechazado por Sánchez cuyo equipo ha descontado cierto quebranto de la confianza, pero, auguran, fácil de restañar. “La mayoría progresista, avisan en la órbita socialista, continúa intacta en el Parlamento”.

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