Las cúpulas de PP y Cs cierran filas tras los malos resultados electorales en Cataluña
Populares y naranjas descartan, de momento, tomar medidas drásticas a corto plazo
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Las elecciones catalanas han dejado un tablero complicado en el reparto de escaños en el Parlament. Formar gobierno autonómico va a ser un quebradero de cabeza, aunque el independentismo tiene más papeletas para encabezar un ejecutivo que el PSC de Salvador Illa, ganador en estos comicios.
Si miramos hacia el espectro de la derecha, la situación aún es más peliaguda. Hay dos partidos que se han visto duramente afectados: el primero de ellos es Ciudadanos, cuyo descalabro monumental le ha dejado como séptima fuerza política. De ganar las elecciones catalanas con 36 escaños a ser formación residual con 6. Por otro lado, el Partido Popular también ha cosechado muy malos resultados, con tan solo 3 escaños obtenidos.
En el caso del PP, el amplio sorpasso de Vox, que le ha triplicado en escaños, superó todas las previsiones que tenían. Ni siquiera se cumplió lo que, en un principio señalaban como objetivo: recuperar grupo propio. Resultado nefasto, lo reconocen entre algodones, pero este martes, a las 12:30, se va a celebrar el Comité Ejecutivo Nacional para ratificar, precisamente, a su líder, Pablo Casado, y para reafirmar la estrategia de viaje al centro político que lleva aplicando estos meses el PP después de su ruptura sonada con los de Santiago Abascal. Una línea que, visto lo visto, no ha dado un resultado en Cataluña, pero que, señalan, no se puede extrapolar al resto de España.
Dentro de la corteza dura de Génova apuntan a que su cometido en estos momentos sigue siendo el mismo, defender que son la única alternativa al Gobierno de Pedro Sánchez. Uno de los que ha levantado un poco la voz ha sido su portavoz nacional. José Luis Martínez-Almeida ha sido de los escasos miembros populares que ha hecho autocrítica en las últimas horas y ha pedido "poner remedio" al tropezón del PP en Cataluña. Almeida ha apostado por "examinar las causas" y "no ignorar los principios" clásicos del partido.
La situación en el PP es complicada, pero el batacazo sin precedentes se lo ha llevado Ciudadanos en estas elecciones, que ha pasado a ser fuerza residual, casi desaparecido. Estos resultados no han provocado, de momento, ningún movimiento sísmico en la línea de flotación. Su líder, Inés Arrimadas, ha descartado que vaya a haber dimisiones y el candidato catalán, Carlos Carrizosa, ha apuntalado esta tesis.
Para ello, en las últimas horas se ha reunido la Ejecutiva de Ciudadanos. A eso de las siete y veinte de la tarde del lunes comenzó esa reunión de forma urgente, con silencioso hermetismo, y se alargó hasta bien entrada la noche. Hay voces muy críticas dentro del partido, también en la propia Ejecutiva naranja. Se apunta hacia dos nombres a los que exigen responsabilidades: el del vicesecretario general del partido y director de campaña, Carlos Cuadrado, y su adjunto, José María Espejo, hombre de máxima confianza de la líder de Ciudadanos.
El liderazgo de Arrimadas, a pesar las críticas, no corre, a priori, peligro. Sin embargo, se barajan, entre otras opciones, que ella misma presente una moción de confianza. O que se proponga un congreso extraordinario que marque el paso la renovación del partido.