Sin micrófonos

Los Mossos del 155 siguen cuestionados

“Pensábamos que con el mando directo del ministerio del Interior esto sería otra cosa, pero es más de lo mismo”, dicen desde el cuerpo autonómico

Mossos en imagen de archivo

Juan Baño

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

“No lo entendemos. Pensábamos que con el mando directo del ministerio del Interior esto sería otra cosa, pero es más de lo mismo”. Quien habla así es un mosso con décadas de servicio en Girona que el pasado martes siguió desde su coche patrulla los acontecimientos que comentaban por whatsaaps sus compañeros desplegados a las puertas del Parlament. Sindicatos mayoritarios en el cuerpo como SAP y FEPOL, piden previsión y organización para garantizar en el futuro la seguridad de los agentes. El 30-E pasa a la historia de las anomalías policiales y el orden publico, según varios mossos consultados. Los policías actuaron con ordenes expresas de contención ante los violentos que muchos califican de “tibias”. No es la primera vez.

Algunos miembros de las brigadas especializadas como ARRO o BRIMO (Brigada Móvil) ya hablan abiertamente de llevar a cabo una oleada de bajas masivas porque, argumentan, “para estar ahí recibiendo y no poder reacccionar, mejor nos quedamos en casa”. Hay quienes advierten con otra opción: actuar de oficio y, si se sienten agredidos, hacer uso de su capacidad defensiva. Y es que se nos asegura desde dentro de los dispositivos que el martes 30 sólo se permitió sacar las defensas cuando varios agentes rodaban por el suelo. Un intendente comentaba en el interior del recinto parlamentario en pleno acoso que había existido “mucha desidia por parte de los mandos”.

“El intendente T. ha dado orden de no cargar y, si acaso, identificar si se recibía alguna agresión física”, explica un agente del despliegue: “No facin res si el han agredit, facin una acta i identifiquen a les persones sense fer us de la força”. “Y el tío allí mirando –aclara el mosso-: Arro se queria pirar. Los pocos de la BRIMO desplegados echaban fuego”. Las criticas desde dentro del dispositivo apuntan en dos frentes: Pocos efectivos y pasividad. Lo mismo que durante la huelga general del 8 de noviembre y siguiendo las pautas heredadas del mismísimo 1-O.

La gran diferencia ahora es que Mossos actúa bajo el mandato de la cúpula del cuerpo encabezada por el comisario-jefe Ferran López y el resto de mandos designados por el heredero de José Luis Trapero, cesado tras la aplicación del artículo 155. Desde Interior se defienden como “proporcionales” y “razonables” las últimas actuaciones del cuerpo autonómico. Pocos ponen en duda la integridad profesional del López pero también son muchos los que mantienen que la sombra de Convergencia y Trapero sigue siendo alargada. “Algunas cosas han mejorado pero seguimos donde estábamos,” afirma un mosso destinado en seguridad ciudadana en Barcelona.

RESPETO DE INTERIOR AL ORDEN INTERNO DE LOS MOSSOS 

El misterio del Interior mantiene un respeto escrupuloso al principio de jerarquía del cuerpo. A pesar de las reuniones de coordinación entre las distintas policías desplegadas se deja siempre la iniciativa y la dirección a quien marca la ley: el cuerpo autonómico. Ese es el dato que más valora la Institución y lo que hace que todos hayan acatado sin fisuras el nuevo orden. Todos los operativos siguen siendo diseñados por la prefectura de Mossos, sin interferencias de Interior. Hasta el punto de que el martes la Policía Nacional advirtió de que contaba con varios grupos de las Unidades de Intervención (UIP) dispuestos para intervenir si así lo requerían (habían sido movilizados para el registro y control de vehículos en caso de haberse celebrado la sesión de investidura). Mossos no pidió su apoyo.

Lo vivido ante el Parlament y en el acceso al parque de la Ciudadela (donde los manifestantes rompieron un candado y desbordaron a los dispositivos policiales) es un serio aviso de cara a futuro, según estas fuentes. Hubo manifestantes a los que se le intervinieron herramientas en las mochilas tipo martillo. Sólo se actuó, nos dice un agente de la guardia civil desplegado en la zona, cuando vieron la posibilidad de que se colaran antisistema e incontrolados. Y ahí surgió el golpe de suerte, según este agente: ANC y Omnium desconvocaron la movilización, con acampada incluida a las puertas del Parlament, ante la posibilidad de que aquello tuviera consecuencias judiciales. No en balde los dos ex responsables de ambas asociaciones, los Jordis, permanecen en prisión por los actos vandálicos del 20 de septiembre ante la consejería de Economía durante el registro de la Guardia Civil.

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