De nuevo Marchena
El magistrado vuelve a ser protagonista de la semana en el juicio del procés
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Parecía que lo habíamos escuchado todo, aunque no hay día en el que no nos sorprendamos. Todo tipo de agresiones e insultos a los policías, incluidos los más increíbles. Pero lo que más ha llamado la atención, esta semana, es la utilización de los niños, niños de ocho años que sacan de los colegios para que griten “asesinos” a los policías. O el caso de una niña de doce años que se acercó a un agente para decirle si cuando llegue a casa “va a contar a su familia lo hijo de puta que era”.
Luego está el caso de algunos abogados, que ponen en duda la actuación policial y quieren demostrar en la fase testifical que los agentes se excedieron en el uso de la fuerza. Pero ahí está Marchena, para pararles los pies y recordarles que estamos en la fase de hacer preguntas a los testigos, y preguntas que tengan trascendencia jurídica. Preguntas pertinentes.
Esta semana la confrontación no estuvo a cargo de los habituales, Jordi Pina y Andreu Van Den Eyden, defensores de Sánchez, Rull y Turull, y de Junqueras y Romeva, respectivamente. Cedieron el testigo de la confrontación a los letrados de Jordi Cuixart: Alex Solá, siempre sonriente, Marina Roig y Benet Salellas.
Comenzó Alex Solá con preguntas que no corresponden. El letrado se queja y le dice a Marchena que a la Fiscalía le permite todo tipo de preguntas. Hasta ahí podíamos llegar. Interviene Marchena y le dice que “ése no es un buen camino”. Y que lo que está haciendo no es pertinente. Le exige que pregunte tal como dice la Ley de Enjuiciamiento Criminal, “pregunte por lo que el testigo vio, no por lo que usted cree que vio”. No tiene nada qué constatar, no puede dar nada por probado, manifestó Marchena.
Continuó Marina Roig, haciendo preguntas del tipo “no es más cierto que…”, preguntas que recuerdan a otro tipo de juicios en la Audiencia Nacional en tiempos pasados. Y la pregunta en cuestión se refería a si la policía “entró en un centro por encima de la gente, pisándola”. La Fiscalía saltó y Consuelo Madrigal, indignada, con la paciencia agotada, protestó y dijo que “aquí no se juzga a la Policía”. Marchena intervino y advirtió de nuevo. Lo hace desde hace dos meses y dice que “parece que sin éxito”, porque el estilo de preguntas se repiten, a pesar de las advertencias. Pero es la estrategia de los letrados, es un juicio televisado.
Y después llegó Benet Salellas, que en menos de 24 horas tuvo dos fuertes enfrentamientos con Marchena. El primero el martes, cuando preguntó a un agente si por “masa”, término policial, entendía gente intentando votar. El presidente del tribunal le cortó y le dijo que no puede entrar en debate con el testigo. Que pregunte. De forma pertinente. Y el miércoles Salellas siguió en su línea y preguntó a otro agente si se preocupó por el estado de salud de un herido. Marchena se enfadó, y con su elegancia, exigió al letrado preguntas de trascendencia jurídica. “Los sentimientos del testigo no aportan nada a la causa”, le explicó. Además, Salellas pregunta a todos los agentes el número de identificación que llevan en la parte trasera del chaleco para contrastarlo cuando se proyecten los vídeos.
Y si Jordi Pina tiene su cuota semanal de bronca buscada, esta semana ha protagonizado la nota de buen humor, provocando la risa. A veces, hace falta en este juicio. Se percató de que el testigo llamado ya había declarado. Y lo confirmó el propio agente, lo había hecho la semana anterior. Y con buen humor Marchena se lo agradeció al abogado: "¿qué haríamos sin usted, señor Pina?". Y comentó lo difícil que es gestionar la citación de 500 testigos. Al llamar al siguiente testigo, Marchena volvió a hacer uso del humor, del buen humor, y de la ironía, y pidió colaboración a Jordi Pina, que estuviese atento para evitar que se repita. De nuevo Marchena.