Podemos elige el Congreso como campo de batalla frente al PSOE
La comisión de seguimiento del acuerdo de coalición es ya papel mojado
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El matrimonio de conveniencia conformado por PSOE y Unidas Podemos promete adentrarse en un camino lleno de curvas. La luz verde definitiva a los Presupuestos Generales del Estado encauza la Legislatura y centra ya todas las miradas en el próximo ciclo electoral. Con la atalaya de La Moncloa copada por los socialistas, los morados buscarán asomar la cabeza en las Cortes a golpe de desencuentros cada vez más escenificados.
En las últimas horas, UP ha registrado junto a ERC y Bildu una petición de comparecencia urgente del presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, tras conocerse un presunto incumplimiento de la ley de incompatibilidades. La elección de Pérez Tornero para dirigir la era “post Rosa María Mateo” fue del PSOE, fruto de un pacto con el PP, pero contó con la aquiescencia de Podemos que colocó a 2 de los 10 miembros del consejo de administración.
“En nada esto puede ser una batalla campal”. El aviso parte de las filas del PSOE ante la querencia de foco de Unidas Podemos en cuyo seno contemplan con pavor su desgaste. Esta misma semana, el socio minoritario ha calentado el ambiente enfrentándose al ala socialista en el debate en el Pleno del martes de la Proposición de Ley sobre Vivienda propuesta por los morados y otras 8 fuerzas como alternativa al anteproyecto del Gobierno. UP terminaba retirando su firma de la iniciativa, supuestamente para evitar trasladar imagen de división de la coalición. Sin embargo, a pesar del gesto, votó a favor. El PSOE se encargó de tumbarla. Las diferencias resurgirán en la tramitación parlamentaria de la norma gubernamental.
A nivel parlamentario, “la comunicación es satisfactoria”, defienden los socialistas. “Falta cierta concertación”, sostienen los morados en referencia a distintas propuestas. La realidad es que, tras dos años gobernando, los socios apenas han tirado de la Comisión Permanente de Seguimiento del Acuerdo, el órgano destinado a evitar los choques internos. El espíritu de ese protocolo sellado entre los grupos parlamentarios de PSOE y UP tras alcanzar Pedro Sánchez su investidura parecía haberse perdido en la polvareda.
Así resultó hasta que Ione Belarra reclamó a finales de octubre una reunión urgente para resolver el enfrentamiento desencadenado por la reforma laboral. En todo caso, su utilidad quedó en entredicho cuando el propio Sánchez fue forzado a intervenir y a tirar de una solución salomónica, a medio camino entre el blindaje de la autonomía de Yolanda Díaz en la mesa de diálogo social, sin por ello cuestionar los galones de Nadia Calviño en el organigrama. Echando la vista atrás, hay quienes desde la órbita socialista opinan que debió reorganizarse hace tiempo el sistema de coordinación con Unidas Podemos.
La relevancia de esa reorganización, en cualquier caso, se antojaría relativa. Los morados se arremangan ante su necesidad de ganar espacio y reclaman su derecho a marcar territorio. Los socialistas se preparan para ver colmarse en 2022 el vaso de gotas de agua. El ruido ambiental va a aumentar. Pero, no solamente contra la Oposición, sino desde el Gobierno consigo mismo.