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Sánchez fía su suerte electoral a una “tormenta perfecta” para Rajoy

Los ingredientes de un cóctel letal para el PP están sobre la mesa. Eso, al menos, aseguran los estrategas del secretario general del PSOE

Sánchez fía su suerte electoral a una “tormenta perfecta” para Rajoy

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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La estrategia parece a priori sencilla: “Rentabilizar el desgaste del PP en su guerra abierta con Ciudadanos”. Es el camino impuesto por Pedro Sánchez y en el que insistirá de aquí a las elecciones municipales,  autonómicas y europeas de 2019. La guardia pretoriana del líder tiene cada vez más dificultades para transmitir a la opinión pública sus posibilidades de éxito. El desprecio en público y en privado de las sucesivas encuestas que trasladan un eventual fracaso en las urnas del PSOE resulta el fruto de los mensajes de autoridad interna.

“Albert Rivera se consolidará como tercera fuerza” o “PP y C's no llegarán a sumar mayoría absoluta en las generales”, gusta proclamar Sánchez ante los miembros de la Ejecutiva Federal, prietas las filas en las citas semanales en Ferraz a puerta cerrada. El secretario general transmite su certeza sobre su triunfo final. Los titulares, que se amontonan ya, sobre la pérdida de fuelle hacen escasa mella en él, seguro de superar en apenas un año un clima desfavorable para los socialistas, que su núcleo duro llega a calificar de “artificial”, “interesado” y “mediático”.

Éste es, de hecho, otro de los recados que más hace calar Sánchez entre sus pretorianos, a los que transmite su firme convicción de llegar a 2020 en condiciones de convertirse en el nuevo presidente del Gobierno y a los que repite: Los únicos sondeos fiables para el PSOE, por encima de los que pueda encargar a Félix Tezanos, sociólogo de cabecera, para su uso interno, son el desenlace que lancen las urnas. “Todo se contestará así”, repiten.  La cúpula, los cercanos, el “entorno”, van todo lo lejos que se puede ir en la entrega total al líder: “Pedro tiene en sus manos todos los datos”. No es una cuestión baladí. Sánchez mira sobre el tablero la división del voto de derechas. “Y a mí, tal realidad, me viene muy bien”, manifiesta el líder.

“Un PP a la defensiva en todos los territorios, con una campaña de resistencia, enfrentándose a un Ciudadanos a la ofensiva por el voto conservador”. Es el escenario dibujado en Ferraz. Y los populares – a sus ojos – se verán muy perjudicados por esa batalla. “Apenas estamos viendo los primeros capítulos de una durísima guerra abierta por el voto conservador, sostienen negro sobre blanco en el cuartel general de los socialistas, con consecuencias no previsibles en el escenario político futuro pero cuya traducción electoral inmediata serán las municipales”. Mariano Rajoy y los suyos son presentados ya al borde de “una tormenta perfecta”. Así creen que sería en el desechado escenario de hacer coincidir las citas de 2019 con las generales.

Es lo que tendría el salto definitivo del bipartidismo al pluripartidismo. Y ahí ve el secretario general su oportunidad situando a los socialistas en las municipales del próximo año en el 26% de los votos (obtuvieron el 25% en 2015), al PP en una caída de 4 puntos pasando del 27% al 24% de los sufragios; Ciudadanos, en cambio, se dispararía 10 puntos, del 7% al 17%. En ese sentido, además de negar a Albert Rivera capacidad alguna para pescar en sus caladeros, Sánchezapunta a una caída de Podemos, del 9% al 8%, persuadido al tiempo de que Pablo Iglesias será incapaz de recuperarse y, además, las relaciones con las confluencias están quebradas, particularmente con Compromís, pero también con En Marea.

La traducción añadida al ámbito puramente electoral de factores tales como una creciente brecha ideológica que volvería en términos clásicos de izquierda-derecha lo interpreta Pedro Sánchez, claro está, en expectativas de poder. No contempla otra hipótesis. Ni ningún otro escenario.

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