Sánchez frena la apuesta de Iglesias por la reforma “dura” del CGPJ

En paralelo, La Moncloa descuenta una rebaja de los “decibelios” en la coalición

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez comparececiendo ante la prensa el pasado viernes en los jardines

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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La ruptura de los puentes para renovar instituciones pendientes seguirá siendo usada por Pedro Sánchez para buscar el desgaste de Pablo Casado. El Gobierno quiere poner toda la presión sobre el PP. Lo hizo ya el Presidente en su improvisada comparecencia desde las escalinatas de La Moncloa y lo van a reiterar sus portavoces por tierra, mar y aire, de manera más agresiva. A menos que los populares cambien radicalmente de posición. Los guionistas de Sánchez quieren convertir a Casado en único responsable de un bloqueo que se prolonga en el tiempo.

Que el acuerdo entre socialistas y populares estuvo a punto de hacerse realidad es un hecho. “Hemos estado a punto”, reconocían a la Cadena COPE desde La Moncloa. Pero las partes terminaron por diferir a tal punto que difícilmente será posible sentarse de nuevo a negociar. En el entorno presidencial cargan las tintas sobre la supuesta falta de “responsabilidad de Estado” de Pablo Casado, recordando que fue capaz de borrar las líneas rojas para renovar RTVE, votando a consejeros de Podemos, “ya ha pecado”, y aún hay quienes aventuran que “acabará cayéndose del caballo de su tozudez” con el Consejo General del Poder Judicial que agotó su mandato hace dos años. En Génova recalcan que José Ricardo de Prada y Victoria Rosell, apuestas de Podemos, fueron reintroducidos en la terna de vocales en el último minuto.

Y es que los morados, a pesar de mantenerse fuera de la negociación, lograron sabotearla y a la postre abortarla. Sea como fuere, los estrategas de Sánchez adelantaron a los de Casado en afinar el relato para hacer recaer las culpas de la ausencia de entendimiento en el principal partido de la Oposición. Su propósito: Presentar al líder del PP en el rechazo egoísta a la mano tendida del jefe del Ejecutivo. En medio de estos dimes y diretes, Pedro Sánchez tiene decidido aprobar la reforma para recortar las funciones del CGPJ con mandato caducado. Una iniciativa legislativa que puede entrar en el cupo parlamentario este mes de marzo.

Ahora bien, vaciar de competencias al órgano de gobierno de los jueces, añade presión al PP, pero en ningún caso desemboca en su renovación. De ahí que Pablo Iglesias apueste por “dar el salto”, según reconocen los morados, y desempolvar el cambio de las reglas de juego y rebajar las mayorías (de tres quintos a mayoría absoluta) para designar a 12 vocales del CGPJ. La idea, originaria de Unidas Podemos, fue asumida en su momento por Pedro Sánchez, con la opinión en contra de parte de su Gobierno ante el difícil encaje constitucional, pero hubo de frenar en seco tras el apercibimiento de la Unión Europa. El empeño de Iglesias en esa vía "dura" podría estar sobre la mesa de su cara a cara previsto estos días con Sánchez.

La “cumbre” entre ambos, demorada por el Presidente como “castigo” a su vicepresidente segundo desde el pasado 14 de febrero, una vez pasadas las elecciones catalanas, debería servir para encauzar la situación tras una escalada de tensión interna nunca vista que, a ojos del ala socialista, debe quedar definitivamente atrás. “Pablo Iglesias se ha dado cuenta de que debe de aflojar”, sostienen a la Cadena COPE los colaboradores de Pedro Sánchez más optimistas. El mismo jefe del Ejecutivo ya reclamó en el Hemiciclo a los podemitas bajar “los decibelios” y fortalecer la coalición. Sin embargo, los frentes abiertos se antojan muchos, desde la Ley de Vivienda a la futura Ley Trans, y de compleja solución en el seno del Consejo de Ministros.

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