Sin Micrófonos | Sánchez revisa su estrategia para apuntalar al PSOE

El secretario general del PSOE ha ido dando un giro de 180 grados a su estrategia. A todas luces, se ha puesto las pilas para hacerse visible ante los ciudadanos

Sánchez revisa su estrategia para apuntalar al PSOE

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Pedro Sánchez dispone de dos años por delante para intentar consolidar su proyecto, siempre que Mariano Rajoy no convoque elecciones generales anticipadas. El secretario general del PSOE confía, a día de hoy, en que el presidente del Gobierno agote la Legislatura, tiempo por delante para delimitar su propio espacio de ofertas políticas que llamen la atención de una potencial clientela, más allá de sus parroquianos que difícilmente le negarán el voto.

De momento, acuciado por la necesidad de sobrevivir, Sánchez ha ido introduciendo un giro a su estrategia política. El líder socialista ha pasado por dos fases bien diferenciadas: La de apartarse del foco público y la de sobreexponerse a él. La línea entre una y otra la marcó el Comité Federal de mediados de febrero en Aranjuez, donde con la aprobación de unas normas internas a su medida culminó la recuperación del control total del partido.

Desde entonces, Pedro Sánchez abandonó la burbuja de Ferraz para cuajar las semanas de citas públicas, más allá de sus asambleas abiertas para pisar la calle y escuchar a la militancia. Su agenda oficial fue rediseñada para introducir cambios coincidiendo con diversos esfuerzos para optimizar la nueva etapa abierta al frente del PSOE. En esa tarea surgió la escuela de Buen Gobierno con la pretensión de escenificar la unidad interna. Un intento, según remachaban en el entorno de Sánchez, de “pasar página”. El boicot de referentes – desde Felipe González a Alfredo Pérez Rubalcaba pasando por Susana Díaz o Javier Fernández – lo hizo imposible.

SEGUNDA JORNADA DEL DEBATE DE INVESTIDURA DE MARIANO RAJOY

GRA054. MADRID, 27/10/2016.- El exsecretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante la segunda jornada del debate de investidura del candidato del PP, Mariano Rajoy, con la intervención de los representantes de los grupos parlamentarios de mayor a menor. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Con todo, Sánchez, que ha pasado mucho tiempo en escudriñar las sentinas de sus siglas y volverse hasta cierto punto impermeable a las críticas, comprendió que hacía falta un esfuerzo adicional por su parte. Y personalmente se mostró dispuesto a hacerlo. El secretario general asumió que debía explicarse más y mejor. Incluso ha ido intensificando su presencia en los medios de comunicación, intensificada con el proyecto de los PGE del Gobierno para 2018. Él, en primera persona, se encargó de marcar el rumbo y de enumerar en diversos actos a lo largo y ancho de la geografía española y entrevistas en medios regionales el sinfín de sus motivos por los que no respaldaría las nuevas cuentas de Rajoy.

El “caso Máster” que culminó con la caída de Cristina Cifuentes supuso un acelerón en esa táctica de exposición de Pedro Sánchez con varias ruedas de prensa, canutazos mediante, o entradas sucesivas en televisiones y radios. La decisión de presentar una moción de censura contra la ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid que Ciudadanos nunca estuvo por la labor de apoyar correspondió enteramente al secretario general del PSOE. El escándalo ha desestabilizado a los populares y, pese a sus tropezones, ha dado cierto oxígeno a los socialistas.

Ahora bien, no deben confundirse deseos y realidades. Las apariencias, y más ahora, pueden llevar a perniciosos engaños. Sánchez dispone de toda la legitimidad para que sus filas hubieran puesto ya el contador a cero para afrontar las sucesivas citas con las urnas. Si lograse saldar con buenos resultados las municipales, autonómicas y europeas, es probable que pueda presentarse sin contestación a las generales. Si no es así, cualquier escenario resulta posible en el PSOE.

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