Susana Díaz ejercerá en el Senado de “ariete” contra el PP
La presidenta andaluza llega al Senado el 8 de noviembre con una clara táctica, la de la mejor defensa es un buen ataque
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La fecha lleva semanas marcada en rojo en el calendario político. De hecho, condicionó la convocatoria de las elecciones autonómicas andaluzas. Tras analizar los pros y contras, Susana Díaz llamó a las urnas el 2 de diciembre, pero fueron barajadas otras posibilidades.
La programada comparecencia de la presidenta de la Junta de Andalucía ante la comisión del Senado sobre la financiación de los partidos políticos para este 8 de noviembre hubiera podido coincidir con el arranque oficial de la campaña en caso de haber elegido el 25 de noviembre como electoral. Una fotografía demasiado dañina como para servirla en bandeja al PP.
Lógicamente, Díaz aspira salir ilesa de su paso por la Cámara Alta y, para ello, lo previsto por fuentes de su entorno consultadas por la Cadena COPE, es que tire del manual que dice que la mejor defensa es un buen ataque. Intentará neutralizar el discurso que el PP articula contra ella, basado en tratar de desgastarla principalmente con el caso de los ERE, el fraude de los cursos de formación, y seguro que también saldrán los pagos con tarjetas de la Junta de Andalucía de prostíbulos.
Susana Díaz, a decir de las mismas fuentes, tratará de desmontar a los populares con una estrategia consistente en “cuestionar” su presencia en el Senado. Dado que el escándalo de los ERE no sirvió a la financiación del PSOE-A, objeto de la citada comisión de investigación, la presidenta de la Junta podrá preguntarse: “¿Qué hago yo aquí?” Sería la manera de sacudirse un talón de Aquiles de su candidatura y convertirlo en ariete contra el Partido Popular.
Sin necesidad de bajar al barro de las explicaciones de unos hechos deplorables, Díaz tendrá en sus manos dar al traste con la sesión de una comisión destinada a sacar a la luz pública las presuntas irregularidades contables de las formaciones políticas y, claro, disfrazarse de víctima de los intereses partidistas de los populares que, con su mayoría absoluta, hacen, a ojos socialistas, un uso espurio de las Instituciones. La presidenta de la Junta de Andalucía responderá al contraataque frente a la dura oposición del PP en el Senado, buscando sacar los colores a la Oposición, enarbolando que los protagonistas de los escándalos están alejados de la vida pública, además de encausados en procesos penales.
Recientemente, la fiscalía Anticorrupción ratificó las acusaciones que formuló contra Manuel Chaves y José Antonio Griñán - ambos pendientes también de comparecer este mes de noviembre, los días 15 y 22 respectivamente, ante la misma Comisión en La Cámara Alta -, además de una veintena de ex altos cargos de la Junta de Andalucía, entre los que figuran Magdalena Álvarez y Gaspar Zarrías, por su responsabilidad en la creación y mantenimiento del sistema de los ERE. Esto es, el reparto entre 2001 y 2010 de unos 850 millones de euros sin control y al margen de la ley.
En ningún caso puede esperarse en la Cámara Alta atisbo alguno de autocrítica por parte de la baronesa socialista, a pesar de haber ocupado cargos de relevancia antes de alcanzar la presidencia del Gobierno andaluz, en una comparecencia sin duda preparada de manera muy minuciosa con estrechos colaboradores y en la que cabe incluso que apuntale un relato sobre una supuesta manipulación de los casos.
El futuro de Susana Díaz, sus posibilidades para permanecer como presidenta de nuevo, depende básicamente de la delantera que tome de sus rivales. Las encuestas apuntan a una renovada victoria del PSOE-A, pero con menos escaños que los 47 logrados en 2015. Por cierto, para lamento de cercanos a Díaz que ya añoran abiertamente a Ciudadanos, y diga lo que diga la próxima cocina del CIS de José Félix Tezanos, obligados al pacto con Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez.