Vuelan los cuchillos: Pedro Sánchez se aferra a su “efecto” frente a Susana Díaz

Reproches cruzados. Sánchez destapa un insólito grado de desmovilización del PSOE-A. Díaz le atribuye la pérdida de hasta siete puntos en votos

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Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Las victorias tienen muchos padres y las derrotas siempre son huérfanas. El Partido Socialista, desde el 2-D, permanece en “shock y se multiplican los reproches cruzados y la resistencia de unos y de otros a asumir una mínima autocrítica. Pero el resultado de las urnas en Andalucía estuvo tan sumamente lejos de las expectativas que nadie puede disimular la hecatombe. Ahora bien, según con el cristal que se mire, cada uno barre para casa.

Aún cuando el Gobierno ha llegado a usar la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para avalar a Susana Díaz como “legítima” ganadora y, por tanto, llamada a presidir la Junta de Andalucía, los cuchillos vuelan de puertas adentro. Desde el entorno de la presidenta en funciones tienen claro que el gran culpable de la debacle es Pedro Sánchez. Le reprochan sus gestos hacia los secesionistas catalanes. Una realidad que les habría llevado a perder hasta 7 puntos porcentuales de los casi 7,5, según sus cálculos. En efecto, se dejaron más de 420.000 votos con respecto a 2015 y, de golpe, 14 escaños.

Por su parte, la guardia de corps de Sánchez ha mantenido afilados los colmillos contra Díaz. Ante la Ejecutiva Federal del PSOE, el presidente del Gobierno censuró la “mala imagen” de la candidata, su empeño personal en adelantar las elecciones, o “el tono regional” imprimido a la campaña, fría y plana en temperatura y contenidos, sin riesgos, y sin reivindicar los logros del Gabinete central, mientras los rivales políticos se movían en clave nacional. En este sentido, minimizó el impacto en el enorme mazazo electoral de la crisis en Cataluña. El mensaje fue meridianamente claro. Las cosas se hicieron como Susana Díaz pretendió. Ferraz careció de ninguna voz. Y el desembarco de Sánchez y de miembros del Gobierno fue mínimo.

En este punto, cercanos a Pedro Sánchez consultados por la Cadena COPE parapetan a su jefe de filas incidiendo en el éxito de convocatoria en los dos únicos mitines que protagonizó, en particular, en Marbella, con un multitudinario acto de más de 2.000 personas. El “efecto Sánchez” quedó, según esas fuentes, fuera de cualquier duda. Noche y día con otras citas de campaña, donde se destapó un grado insólito de desmovilización en una organización que siempre presumió de músculo militante. Carmen Calvo sufrió algún evento con siquiera medio centenar de asistentes. El dato, demoledor, reveló una profunda brecha abierta entre las bases y la cúpula susanista. Lógicamente, la vicepresidenta encendió las alarmas en Ferraz.

Pedro Sánchez da pocas pistas de momento sobre futuras intenciones para con Susana Díaz. Él ha dado marcha atrás en la intentona de moverle la silla ante la posibilidad de desatar una guerra sin cuartel con la federación más numerosa. Ella pretende atrincherarse en su feudo. La idea del presidente del Gobierno es esperar, aunque colaboradores suyos aún sueñan con la posibilidad de relegarla al Senado o incluso enviarla a ese otro cementerio de políticos llamado Europa. "Lo más lejos posible", repiten. Las espaldas permanecen así en alto.

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