Djibril, un senegalés que llegó en un cayuco a las costas canarias: "No me puedo creer que esté vivo"
De él se despidió su familia para verse en el cielo porque las últimas embarcaciones que partieron desde la costa senegalesa nunca llegaron a las Islas Canarias
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Djibril es vendedor de pescado en Saint Louis, al norte de Senegal. Con su sueldo no puede mantener a sus padres, su mujer y un hijo de dos años. Era la tercera vez que intentaba subirse a un cayuco para alcanzar las costas canarias. Por cada intento ha pagado más de 600 euros. Las dos primeras veces llegó tarde a la hora de salida marcada por las mafias, siempre imprevisibles. Esta vez logró agarrar el cayuco y subirse junto con 104 personas.
Djibril caminaba por el paseo marítimo de las Palmas de Gran Canaria a donde llegó en cayuco el pasado jueves junto con 104 migrantes. Uno murió de frío durante el trayecto. Lanzaron el cadáver al mar. Todavía conmocionado por la muerte de su camarada y los ocho días más difíciles de toda su vida. “Aún no me puedo creer que esté vivo” repetía junto con sus colegas senegaleses.