Islas Pitcairn, el país con 47 habitantes que nació por un motín y al que solo se puede llegar en barco
Las Islas Pitcairn son un archipiélago escondido que fue descubierto por casualidad con una historia propia de las películas de ficción y donde una crónica negra es protagonista
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Si hablamos de historias curiosas dentro de la majestuosidad de este mundo, no podemos obviar las experiencias únicas que podemos vivir en el Océano Pacífico. La Polinesia es una zona enormemente rica en cuanto a la biodiversidad y es precisamente por ello, por lo que aún a día de hoy desconocemos y obviamos gran cantidad de secretos y misterios que permanecen impertérritos al paso de los años y al descubrimiento del ser humano.
A día de hoy existen muchos lugares así, pero hace varios siglos, la experiencia era aún más aventurera. Hace un par de siglos, cuando casi por casualidad, unos moradores llegaron a un islote de unos 4,6 kilómetros cuadrados de superficie. Ese enclave es Pitcairn que en superficie equivaldría a una extensión cien veces más pequeña de la de la Comunidad de Madrid.
Unos amotinados enamorados
En aquella época, a finales del siglo XVIII, el barco británico Bounty, llegó a Tahití en busca de recolectar árboles frutales y plantas para las Antillas. Los tripulantes permanecieron ahí durante varios meses, en concreto seis, tiempo en el que quedaron absolutamente prendados por la belleza y espectacularidad del entorno, y por la belleza de las mujeres nativas que llegó a cautivar a los navegadores. Tanto impacto generó para ellos el ambiente de la isla, que cuando el capitán del barco ordenó la salida de la isla, decidieron organizar un motín para regresar a Tahití, y dejar a la deriva al resto de la tripulación, quienes milagrosamente llegaron a salvar la vida.
Los amotinados llegaron a Tahití con la esperanza de reencontrarse con la vida soñada, y ahí permanecieron, hasta que el temor a las represalias les hizo huir. El mayor de los riesgos en los que pesaban era en la posibilidad de que fuera el gobierno británico a buscarlos. Para evitar ese supuesto, nuevamente huyeron en el barco rumbo a una isla solitaria alejada en la que fuera prácticamente imposible localizarlos. Se llevaron consigo a varias jóvenes y llegaron a Pitcairn, lugar apartado y alejado del continente, en mitad del Pacífico Sur, donde arrancaron su "vida soñada".
Allí permanecieron durante treinta y cinco años en aislamiento total hasta que las tropas inglesas los localizaron, ya para aquel entonces, solo quedaba uno de ellos con vida. Sin embargo, y a pesar de todo, el paso de los años sirvió para que se estableciera un rango de población constante en la isla. De hecho, y por increíble que parezca, el primer punto donde se dio la misma validez al sufragio femenino que al masculino, fue en Pitcairn en el año 1838.
Desde aquella época y hasta la actualidad, se han unido más atolones a Pitcairn, en concreto tres más Henderson, Ducie y Oeno; ninguna de ellas está poblada, pero todas ellas, incluida la principal, pertenecen a Gran Bretaña. Son una de las pocas colonias que permanecen todavía en la actualidad. Cada año celebran sus elecciones, conformando la democracia más pequeña del mundo.
La crueldad del aislamiento
Uno de los mayores problemas con los que cuenta Pitcairn, es que es uno de los lugares más recónditos del mundo. Para situarnos, estamos hablando de que Nueva Zelanda, que es el gran territorio más cercano, se encuentra a más de 5.000 kilómetros de distancia. Si queremos localizar el punto continental más próximo, hablaríamos de Chile, país que quedaría a los mismos kilómetros.
Esta situación complica que su ritmo de vida sea comparable al de la sociedad más actual, por lo que en ocasiones han realizado actos que son altamente deleznables. Uno de ellos dio la vuelta al mundo, se trata de una condena por abusos sexuales a menores y mujeres por parte de seis descendientes de los amotinados. Según ellos, los actos "forman parte de su cultura", aunque, sin embargo, la justicia británica lo llevó a juicio. Las condenas no llegaron a superar en ningún caso los seis años de cárcel, y en la actualidad están todos en la calle.
Por el momento, y con el objetivo de limpiar el nombre de las islas, la campaña que están llevando consiste en llamar la atención de los inmigrantes para conseguir repoblar una isla que, en este momento no supera la media centena de personas. Con la firme intención de que no desaparezcan los pobladores, Pitcairn está llevando a cabo la firme intención de mantener a los ciudadanos en su tierra y que esto sirva para mejorar sus comunicaciones con el resto de países del mundo.