'Megxit': ¿pueden dos treintañeros reescribir las reglas de la monarquía británica?
Indignación general con la salida “a medias” anunciada por Harry y Meghan
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“Deeply disappointed” es mucho más que castaño oscuro en la escala de eufemismos de Buckingham Palace. Nunca en la historia reciente se habían utilizado esas palabras –“profundamente disgustados”- para referirse a un miembro de la familia real británica.
Tampoco la prensa había sido tan unánime a la hora de destacar una noticia de los Royals desde los tiempos de Diana. Esta vez no son solo los tabloides los que van a toda página, sino también la prensa seria e incluso la desafecta, como The Guardian, pasando por los informativos de la BBC o las tertulias de las radios más prestigiosas. Convive el chismorreo con el análisis profundo, pero nadie duda de que estamos ante una cuestión de estado. ¿Pueden dos treintañeros de quinta línea sucesoria osar reescribir las reglas de la Monarquía?
Ahora mismo hay más preguntas que respuestas, pero la opinión pública ha enarcado ya las cejas y no va a consentir una salida a la carta: “El que se va, se va”, dicho en castizo. Está por ver también hasta dónde les permite llegar la Reina y, sobre todo, la ley. Ser miembro de la Familia Real no es negociable: The Firm, como se conoce habitualmente, es más que una cuestión de sangre. Un ejemplo muy sencillo: la custodia legal del bebé Archie la tiene Isabel II.
Con los datos que tenemos hasta ahora, podemos deducir que Harry y Meghan han diseñado su futuro unilateralmente, en secreto, y sin consultar. En su nueva web explican todo:
- Quieren vivir a caballo entre el Reino Unido y Norteamérica.
- Quieren ser independientes económicamente
- No se consideran ya miembros “senior” de la Familia Real
- Establecen sus propias reglas para la prensa
- Tendrán su propia fundación benéfica, cuyos intereses decidirán ellos
Un comunicado lleno de pretensiones -petulancia e infantilismo, según los especialistas en casa real- que choca directamente con la realidad.
¿Pagarán un alquiler por la mansión de Frogmore Cottage, que planean mantener como residencia a tiempo parcial? ¿Renunciará Harry a su sueldo oficial como nieto de la Reina, que actualmente supera los 3 millones de euros anuales? ¿Y a los beneficios que recibe de las fincas de su padre en Cornualles? ¿Quién pagará la seguridad o controlará a las masas cuando salgan a la calle? ¿Ellos, los contribuyentes, el gobierno de Canadá o el país donde residan?
Todo lo que tenemos por ahora es un anuncio en Instagram, publicado el 8 de enero a las 7 de la tarde, y una heladora respuesta oficial que tardó 90 minutos en ver la luz. “Me largo, pero vendré a por la paga y los tupper”, dijo el adolescente; “Eso ya lo veremos”, contestó madre.