Tú sí, tú no: los inmigrantes post-brexit tendrán que ganarse a pulso su visado

El gobierno británico no hará diferencias entre la UE y el resto del mundo 

Un contrato de 30.000 euros y saber inglés: las duras exigencias de Boris Johnson para emigrar a Reino Unido

Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

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Que el brexit iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde. Parafraseando al poeta Gil de Biedma es más fácil entender la nueva ley de inmigración que ha anunciado el gobierno de Boris Johnson.

En realidad, estaba todo escrito: en las primarias del Partido Conservador que ganó holgadamente, en la campaña electoral que desembocó en mayoría aplastante, y en todos y cada uno de los mítines anti europeístas que la mitad del país apoyó hace ya casi cuatro años. El mensaje que subyacía en las promesas era siempre el mismo: a partir de ahora, a los inmigrantes los elegimos nosotros. En el Reino Unido no caben los que no dan la talla.

En lenguaje técnico, dar la talla significa obtener 70 puntos. El sistema imita el modelo australiano, entra en vigor el próximo mes de enero y se basa en la siguiente tabla:

Requisitos para obtener un visado británico a partir del 1 de enero de 2021

Requisitos para obtener un visado británico a partir del 1 de enero de 2021

El nuevo plan establece tres condiciones obligatorias: tener una oferta real de empleo; saber inglés antes de llegar al país; y demostrar de antemano que se está capacitado para dicho trabajo. En el caso de los estudiantes, evidentemente, no es necesario contrato pero sí una matrícula pagada. Y aún así, no basta. Faltan las garantías económicas:

- Los trabajadores tendrán que ganar un mínimo de 30.000 € al año

- Los estudiantes tendrán que probar que son capaces de mantenerse por sí mismos

Las personas altamente cualificadas o las que optan a empleos donde hay una fuerte demanda recibirán puntuación extra. Los estudiantes de doctorado científico o matemático, también.

¿Los turistas? Ningún problema. Como hasta ahora.

¿Los que ya viven en el Reino Unido? Si ya tienen sus permisos, esta reforma no les afecta.

¿Y los ciudadanos de la UE? Serán tratados exactamente igual que los del resto del mundo.

Todo este sistema ha desatado las dudas entre los futuros solicitantes de visado pero ha sembrado el terror en sectores como la hostelería, la construcción, el campo o -mucho más delicado- el cuidado de ancianos y de enfermos crónicos. La pregunta es común: ¿de dónde vamos a sacar la mano de obra a partir de ahora?

Declinado por sectores: ¿quién va a recoger nuestros tomates? ¿Y a pasear nuestros carritos? ¿Y a secar los platos en las cocinas? ¿O vigilar los hornos de las fábricas de pan? O el cemento.

La ministra del Interior, Priti Pattel, lo vende en positivo: “Retomaremos el control de nuestras fronteras y atraeremos los mayores talentos de todo el mundo”. Desde la oposición, los laboristas denuncian que el gobierno “confunde los salarios con el valor de trabajo y, sobre todo, con la importancia del trabajo”. El sector sanitario ha dado ya la voz de alarma.

El brexit prometía un Reino Unido mejor para todos. No para los del futuro ni para los de fuera.