Mariúpol, la ciudad portuaria clave en los planes de Putin que se niega a rendirse

El conflicto continúa activo y Rusia intenta tomar ciudades y zonas clave en Ucrania. Desde Rusia se llamó a las fuerzas ucranianas a abandonar la ciudad de Mariúpol, en el sureste del país. Finalmente, Ucrania rechazó el ultimátum. La jefa del Ministerio de Transportes y Comunicaciones de este país, Iryna Vereshchuk, declaró a un diario que no se podía "hablar sobre la entrega de armas. Ya hemos informado a la parte rusa al respecto".

"Rusia está verdaderamente cometiendo muchos crímenes de guerra, esa es la palabra, tenemos que decirlo. Lo que está pasando en Mariúpol es un masivo crimen de guerra, destruyendo todo, bombardeando y matando a todo el mundo, de forma indiscriminada", indicó también Borrell a su llegada a un Consejo de Ministros de Exteriores de la UE. Además, añadió que "esto es algo terrible, tenemos que condenarlo en los términos más firmes".

Lo cierto es que si cae Mariúpol, Rusia tomaría el control de uno de los puertos más grandes de Ucrania y crearía un corredor terrestre entre Crimea y las regiones respaldadas por los prorrusos de Donetsk y Luhansk. Para Putin, tomar esta ciudad se ha vuelto en prácticamente una obsesión por su situación estratégica. Se trata de una ciudad portuaria bañada por el mar de Azov y, para Moscú, tenerla bajo su poder le permitiría seguir avanzando en el fortalecimiento de la conexión entre esas regiones prorrusas del Donbás y la península de Crimea (desde 2014 bajo dominio ruso), pues ciudades como Melitópol y Berdiansk ya están bajo el control de Putin.

Además, Mariúpol es un importante centro industrial para Ucrania. De hecho, es conocida como 'la capital del acero', un hecho que también resulta muy atractivo para Putin. Allí se encuentra la fábrica siderúrgica Azovstal, una de las más grandes de Europa. De hecho, esa fábrica resultó gravemente dañada por los ataques de Rusia.

Las personas que allí permanecen están sufriendo la crueldad de los ataques. Esta ciudad continúa resistiendo sin agua ni electricidad los ataques de las fuerzas rusas de combate. Más del 80% de las viviendas han sido destruidas desde hace más de tres semanas y, "en promedio, se lanzan entre 50 y 100 bombas por día sobre la ciudad", denunció en su canal de Telegram el Ayuntamiento, que también calcula que más de 30.000 personas habrían abandonado la ciudad. Ya han muerto alrededor de 2.200 habitantes y se cifran en más de 350.000 las personas que están escondidas en refugios y sótanos para protegerse de los ataques. La población aguanta en condiciones infrahumanas. Sin agua, luz, ni víveres, resisten a la ofensiva.

Este sábado, el Ayuntamiento de la asesiada ciudad denunció un ataque contra una escuela de arte que servía de refugio a más de 400 personas. "Se sabe que el edificio ha sido destruido y los civiles todavía están bajo los escombros. Se está especificando información sobre el número de víctimas", dice el mensaje, publicaba este domingo en la cuenta de Telegram del Consistorio.

Pese a esa crítica situación, resisten. Las autoridades de la ciudad han insistido en que no van a ceder a chantajes. Aman su tierra y lucharán por ella. Muchos se resisten a abandonarla.