Un niño de 7 años admite que tiene miedo de ir a clase y destapa los horrores de un colegio de EEUU

Este colegio del estado de Illinois tenía prácticas más propias de una prisión federal que de un centro educativo

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El pequeño Staley Sandy-Esterun niño de siete años con transtorno de déficit de atención con hiperactividad, es uno de los alumnos del Colegio Gages Lake, un centro terapéutico del estado norteamericano de Illinois.

En las últimas semanas, Staley estaba perdiendo su vitalidad. Ya no tenía ganas de jugar con sus juguetes, y cada vez se ponía más nervioso a la hora de ir al colegio. Staley se escondía bajo la cama cuando llegaba el autobús escolar para evitar tener que ir al cole. Cuando sus padres le preguntaron qué le pasaba, el niño aseguró que tenía miedo de una habitación que había en el cole.

Según explica el Chicago Tribune, la madre de Staley decidió sacar a su pequeño del colegio y, pocos días después, un grupo de policías se presentó en la puerta de su casa para interrogarla. Sandy estaba convencida de que iban a detenerla por no llevar a su hijo al colegio, pero lo que le dijeron los investigadores la sorprendió: habían comenzado una investigación por abusos en la escuela.

En los últimos meses, muchos niños se habían quejado del miedo que pasaban al ir a aquel colegio, especialmente de la famosa habitación del terror, la que los trabajadores del centro llamaban "la oficina".

Los agentes decidieron pedir los vídeos de "la oficina" y esto es lo que descubrieron.

El niño que aparece en las imágenes es el pequeño Staley, castigado en la sala de aislamiento conocida como "la oficina". En las imágenes se ve como además de tenerlo separado del resto de alumnos, una asistente lo agarra y lo golpea. 

El análisis de los vídeos de estas salas de aislamiento ha llevado a los investigadores a abrir 21 investigaciones sobre violencia hacia los alumnos en esta escuela. En total, hasta 8 niños podrían haber sufrido abusos en un mes.

Según revelan esos vídeos, muchas veces dejaban a los niños encerrados con llave dentro de las salas, sin nadie que los vigile dentro.

Dos de los asistentes del centro, Nicholas Izquierdo y Jennifer Aguirre, dejaron sus puestos de trabajo al conocer que estaban siendo investigados. Aguirre se suicidó poco después, mientras que Izquierdo afronta ocho cargos penales por utilizar la violencia contra los alumnos del centro.

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Meses después de destaparse el drama, Staley está siendo educado en casa mientras su familia busca otro colegio para él. El pequeño no quiere hablar de sus experiencias en el colegio Gages Lake. Según su madre, "ha borrado su memoria". Pero ella no olvida. Tiene un montón de documentos sobre las torturas que sufrió su hijo y piensa llegar hasta el final.

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