Una enfermera de 28 años muere por coronavirus justo después de dar a luz

Su caso abre el debate en el Reino Unido sobre la protección de las embarazadas

Una enfermera de 28 años muere por coronavirus justo después de dar a luz

Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

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Mary ha nacido por cesárea, en una maniobra de urgencia, gracias a los médicos del hospital Luton & Dunstable, el hospital de su madre: allí ha trabajado los últimos cinco años, allí ha dado a luz y allí murió el domingo. El bebé se encuentra bien, aparentemente goza de buena salud, pero no se ha dado a conocer el resultado del test del coronavirus. De momento, se ocupan de ella los sanitarios, los compañeros, legión de tíos postizos. El padre, viudo y aislado, ha tenido que seguir todo el proceso desde su casa, sin despedir a la esposa ni recibir a la hija.

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La foto de esta enfermera de 28 años ha golpeado a la sociedad británica cuando ya se han sobrepasado los 12.000 fallecidos por la pandemia y el dolor nacional se vuelca en las residencias de ancianos -repletas de muertes ignotas- y en la desprotección de las trincheras. El rostro sonriente de Mary Agyeiwaa Agyapong denuncia desde las portadas de los periódicos y las televisiones una carencia masiva de material, pero también de consideración.

En este caso concreto, los responsables del hospital aseguran que la mujer embarazada no se ocupó en ningún momento de los pacientes afectados por el patógeno. Pero estuvo acudiendo a su puesto de trabajo hasta el día 12 de marzo, que empezó su baja por maternidad. Un mes después, murió. Había dado positivo el 5 de abril, ingresó el 7, el 11 empeoró seriamente y ya solo pudo aguantar 24 horas más, lo justo para que el parto terminara sin complicaciones. Efectivamente, sus jefes cumplieron con las directrices. Por eso, la pregunta ahora es quién y con qué criterios ha decidido que se trate a las mujeres encintas casi como a las demás.

Sus amigas la llamaban MaryMo. Ahora están recaudando fondos para ayudar a la familia. Ya han superado las 100.000 libras esterlinas (más de 120.000 euros), y siguen llegando más.

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