Un viaje relámpago a Omán

Beatriz Mesa

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Omán, país milenario, centro petrolífero y paraíso feudal entre los países del Golfo que está sirviendo de modelo para toda la región de Oriente Medio, especialmente en lo que se refiere a las mujeres. El sultán Qabus, en el poder desde 1970, se ha esforzado para que la mujer omaní sea motor de transformación de una de las pocas sociedades árabes estables en el campo de la seguridad, de la economía y de lo social. 

“La paz social ha sido comprada y nuestro país goza de buena salud económica, por eso ahora queremos abrir nuestras puertas a los inversores extranjeros”, aseguraron en Cope fuentes del ministerio de Información. El sector energético y el turismo son las bases de su economía nacional y nichos para el inversor. España está presente en Omán y en este sentido ha ayudado los lazos de buena amistad entre las monarquías omaní y española que se remontan a mediados de los años 80. 

Omán escapó de las revueltas árabes en 2011 aunque también surgieron manifestaciones en el sur que fueron rápidamente reprimidas por las autoridades. Entonces, la principal queja era el desempleo y los salarios bajos, en comparación con una creciente inflación. El Sultán realizó reformas y puso en marcha una batería de promesas para responder al clamor de indignación en el sector juvenil. Las aguas volvieron a su cauce mientras empezaba a caerse a cachos parte de la vecindad, sobre todo Yemen y Siria, envueltas en guerras fratricidas . 

Tal es la estabilidad de Omán que tampoco se ve a ningún omaní en las filas yihadistas. De hecho, en Omán se respira mucha paz y la violencia es casi invisible. Alrededor de cuatro millones de habitantes han sido capaces de resistir al fanatismo y a la práctica wahabí situada en su país vecino, Arabia Saudí. Los omaníes practican el Islam ibadí (ni suní, ni chíi) y ni por asomo el extremismo religioso podría encontrar refugio en una sociedad profundamente tribal y sometida al poder tradicional del Sultán.