La historia de Maysam: su huida de Iraq y la expulsión forzada que ha sufrido desde Reino Unido a Ruanda

"No puedo comer, no puedo dormir, tengo miedo, estoy triste. Me dijeron: 'Mañana te vas a Ruanda'. Pero, ¿por qué?", relata desde un centro de detención

Paloma García Ovejero

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Pongamos que se llama Maysam. No es su nombre real pero no lo vamos a adivinar. Huyó de Iraq hace 2 meses. Tiene 25 años. Y se fue porque su vida corría peligro: se había peleado con un miembro de su familia –tampoco revela cuál-- que tiene lazos con el gobierno del país. Le amenazó de muerte: “To kill me”… y no es una forma de hablar.

Maysam tardó un mes en atravesar el continente por tierra. Lo hizo a través de Turquía. Como casi todos los que escapan furtivamente de Irán o de Iraq. Y todo ese tiempo estuvo metido entre la carga de un camión. Se lo organizaron traficantes profesionales. No dice cuánto tuvo que pagarles a cambio. Pero, al final, llegó a Calais (Francia), la antesala de su meta. Le costó nueve días de espera y, por fin, logró subir a un bote endeble y quebradizo… pero llegó al otro lado: a Dover, concretamente. El 23 de mayo de 2022. Hace tres lunes. Tuvo que subir por los riscos y zafarse como pudo de los primeros insultos y desprecios. Pensaba que, al menos, había alcanzado su destino.