La familia Trump

Desde su llegada a la Casa Blanca, la relación entre Donald Trump y su mujer Melania ha sido el centro de muchas especulaciones y comentarios. Tras la ceremonia de inauguración, se hizo viral este momento, en el que la Primera Dama parece cambiar su expresión facial al darse cuenta de que su marido la observa.

Muy comentada fue también esta imagen, en la que se observa la diferencia entre el trato del nuevo presidente y su esposa y el de sus predecesores en la Casa Blanca.

Las imágenes de tensión y de falta de complicidad entre la Primera Dama y su marido se han sucedido a lo largo del año. Uno de los gestos más llamativos, y que se ha repetido en varias ocasiones, es el de Melania rechazando la mano de Trump cuando este se la ofrecía. Por ejemplo, en esta imagen de su visita a Israel este verano.

Durante los primeros cinco meses de Trump en la Casa Blanca, Melania continuó viviendo en la Torre Trump de Nueva York, mientras Barron, el hijo de 11 años que comparte el matrimonio, terminaba el curso escolar. Al llegar por fin a su nueva residencia en junio, la Primera Dama lanzó un tuit asegurando que esperaba con ilusión su nueva etapa en Washington.

Las presuntas infidelidades de Trump también manchan la imagen de matrimonio feliz que habitualmente persiguen todos los inquilinos de la Casa Blanca. Según ha publicado el Wall Street Journal, el Presidente habría pagado 130.000 dólares a una actriz pornográfica norteamericana, Stormy Daniels, a cambio de que ella no hiciera público el affair que ambos habrían mantenido en el año 2006, pocos meses después de que Melania diera a luz a Barron. 

Melania Trump mantiene unos índices de popularidad muy superiores a los de su marido. Según la última encuesta de Gallup, la Primera Dama es vista favorablemente por el 54% de los norteamericanos, mientras que a Donald Trump solo lo aprueba el 41%. La valoración de Melania ha subido 17 puntos durante el primer año de mandato de su marido. A pesar de ello, ha recibido críticas, sobre todo por sus pocas apariciones en público. La sombra de Ivanka Trump, a la que muchos perciben como la Primera Dama de facto, ha hecho que su presencia se vea relegada en muchos actos oficiales.

La hija de Donald Trump es una de las principales asesoras del presidente y actúa como mano derecha de su padre. Ivanka ha acompañado a Trump en varios viajes oficiales y encabezó la comitiva de su país en la cumbre Women20, en la que representantes de los países del G20 discutieron sobre la situación y el futuro de las mujeres en el mundo.

La imagen de Ivanka, no obstante, está ensombrecida por las actividad de su marido, Jared Kushner. La investigación federal encabezada por el fiscal especial Robert Mueller sobre la presunta intervención rusa en las elecciones de 2016, salpica al yerno de Trump. Desde comienzos de 2017, Kushner es asesor del Presidente Trump, un cargo para el que antes de acceder tuvo que completar con cuestionario sobre temas de Seguridad Nacional, ya que el nuevo puesto implica tener acceso a información confidencial. En ese cuestionario, el marido de Ivanka omitió mencionar, que poco después de que Trump ganara las elecciones, mantuvo una reunión con el embajador ruso, Sergei Kislyak, y con el responsable de uno de los principales bancos rusos, Sergei Gorkov.

Una investigación que también salpica al hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr. El pasado mes de diciembre, Trump Jr. tuvo que testificar en el Senado de los Estados Unidos como parte de la investigación de la 'trama rusa'. En una declaración a puerta cerrada, el hijo de Trump tuvo que explicar si mantuvo o no una reunión con una abogada rusa que le ofreció información dañina para la candidata rival Hillary Clinton. También si contactó con WikiLeaks durante la campaña, en la época en la que la web de Julian Assange estaba publicando los emails de la candidata demócrata.

Tanto Trump Jr. como Jared Kushner han negado en todo momento las acusaciones de connivencia con el gobierno de Moscú para facilitar la elección de Donald Trump.

El Presidente ha decidido crear una administración muy familiar, a imagen y semejanza de la manera en la que gestionaba la Trump Organization. Donald Trump deposita mucha confianza en los miembros de su familia, lo que provoca también que su vida privada esté muy expuesta. Pero para un hombre acostumbrado a participar en reality shows y a posar en revistas del corazón, la privacidad familiar no parece una prioridad.