Julián, un joven que vive en Buenos Aires, cuenta a COPE que los hospitales comienzan a saturarse
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Argentina ha pasado a ser el quinto país con más casos de COVID-19, con 931.967 positivos y 24.921 fallecimientos. Lleva semanas con los contagios disparados, con más de 14.000 nuevos positivos en 24 horas en algunas jornadas. El gobierno de Alberto Fernández empezó a imponer confinamientos y restricciones muy pronto, cuando apenas se registraban casos. Julián, un joven argentino que vive en Buenos Aires, asegura a COPE que la gente se ha ido relajando en el cumplimiento de las normas. “No sé como será en España, pero aquí no se respetan ahora mucho las cosas; se respetaron los primeros 20 días, y luego la gente las empezó a respetar cada vez menos”, señala. Dice que “desde el propio gobierno han blanqueado la situación al ver que ya no se estaba respetando, y no tenía sentido seguir diciendo que no se podía si la gente no lo iba a realizar”.
En cada provincia o cada ciudad las reglas son diferentes. "En la capital federal se puede hacer ya casi todo, excepto asistir a espectáculos, como cine o teatro”, explica Julián, que trabaja para una compañía aérea, en la actualidad desde casa. También están abiertas en Buenos Aires las tiendas, peluquerías, y restaurantes, estos últimos sólo para consumir en las terrazas, no en el interior de los locales. Allí el transporte público únicamente puede ser utilizado “por el personal esencial, como médicos, policías, gendarmes o maestros”. “Los colegios están cerrados, las clases se dan de manera remota, pero cada 15 días el gobierno envía un bolsón de comida -leche con galletas, aceite- para que se le pueda dar a cada niño, para que pueda comer algo”, relata Julián. “La realidad es que la educación pública en Argentina sirve mucho para alimentar a los niños; hay una pobreza bastante importante y no todos los niños pueden llegar a comer todos los días”, añade el joven argentino.
En Argentina están registrando en esta fase de la pandemia cifras de contagios similares a las de algunas naciones europeas, aunque la cantidad de fallecimientos diarios es menor. Julián cree que “todavía no se ha saturado el sistema de salud en la capital y el gran Buenos Aires, pero sí ha sucedido en algunas partes, en otras provincias más pequeñas, donde están al borde de la saturación o no tienen respiradores para todas las personas; ya estamos muy cerca de la saturación”.