Así amenazan los hijos del Chapo Guzmán a los que no cumplen el confinamiento

La sombra del famoso narcotraficante sigue más que presente en Sinaloa, donde 'Los Chapitos' y sus secuaces añaden aún más terror a la ya de por sí incierta pandemia

Así amenazan los hijos del Chapo Guzmán a los que no cumplen el confinamiento

Millán Cámara

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El coronavirus es un problema mundial, aunque se afronta de manera distinta en cada lugar. Quizá el acercamiento más surrealista a la crisis motivada por la pandemia sea el que ha tenido lugar en Culiacán. Esta ciudad pertenece al estado mexicano de Sinaloa, hogar de uno de los narcotraficantes más famosos de todos los tiempos: el Chapo Guzmán. Él es el protagonista involuntario de la forma más intimidatoria de confinamiento que puedan imaginarse.

Es el legado del Chapo el que, de alguna manera, le vincula con lo que sucede en Culiacán. El virus es la excusa para que los sicarios del Cártel de Sinaloa aún siembren más terror en el lugar. No obstante, quienes dan las órdenes pertinentes para mantener una suerte de toque de queda local son, en este caso, 'Los Chapitos'. Es decir, los hijos de Guzmán: Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.

En Culiacán no es obligatorio quedarse en casa, pero cualquiera se niega a hacerlo tras escuchar lo que proclaman a los cuatro vientos tres supuestos miembros del Cártel de Sinaloa. Un vídeo publicado en la red social TikTok el pasado 14 de abril sirve para conocer de primera mano cómo se las gastan los socios de 'Los Chapitos'. Con amenazas y armas de por medio mientras circulan en sus vehículos por unas calles (y mejor que así sea) desiertas.

La dictadura del terror del Cártel de Sinaloa, aún más magnificada

“Se les informa que después de las diez de la noche tienen que estar adentro de sus casas por el coronavirus, si no agarran el rollo los vamos a tablear a la verga, son órdenes de arriba de ‘Los Chapitos'. No es juego, no estamos jugando”, es una de las afirmaciones que vierten los sicarios a través de un altavoz.

Golpes con tablas, arrestos y multas están a la orden del día, como queda claro en otro momento de las imágenes: “Toda esa persona que no tiene negocios, sin oficio ni beneficio, le va a caer la tabla, se lo va a llevar la patrulla a barandilla dos días y aparte tiene que pagar una multa”. Sólo aquellas personas que vuelven a sus casas tras concluir su jornada laboral se salvan de un castigo, está visto, prácticamente ineludible.

De hecho, en los medios locales de la zona ya se ha contado que las personas que no cumplen el toque de queda son capturadas por los sicarios de 'Los Chapitos'. Lo único seguro al respecto es que los narcotraficantes se llevan a los rehenes a uno de sus escondites. Qué sucede después con ellos resulta toda una incógnita: lo que pasa en el cártel se queda en el cártel...

A pesar de que esta aplicación tan particular del toque de queda ha sido más que puesta de manifiesto, las autoridades de Sinaloa guardan silencio. Mientras, por otro lado, el cártel también se dedica a repartir alimentos en las regiones más vulnerables del estado. O, al menos, esa imagen se intenta transmitir.

Las mismas redes sociales en las que se ensalza la dictadura del terror también sirven para hacer lo propio con las presuntas buenas acciones del clan. La hija del Chapo, Alejandrina Guzmán, es otra de las instigadoras de las mismas, ya que también ha distribuido víveres y regalos entre la población necesitada.

La dicotomía es muy extraña en la realidad tan turbia que envuelve al Cártel de Sinaloa, a sus jefes y a quien lo hizo célebre. Mientras el Chapo cumple cadena perpetua en Estados Unidos, sus secuaces dan rienda suelta a la obra de Guzmán para darle un toque aún más perverso al confinamiento. Y, de paso, a un reinado, en el narcotráfico y entre cierta parte de la sociedad mexicana, que no parece tener fin.

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