El banco alemán de alimentos Die Tafel para el primer golpe de la nueva crisis

Los comedores ya han visto aumentar la demanda de alimentos un 40% a causa de la crisis

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Rosalía Sánchez

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La principal preocupación de los alemanes, según las encuestas, no es la salud, sino la economía. Y es fácil de comprender si se visitan los comedores sociales de Berlín, Die Tafel, que ya han visto aumentar la demanda de alimentos un 40% a causa de la crisis. “Es que no me llega, no me llega en absoluto, o vengo aquí o tengo que pedir en la calle”, justifica Herbert, uno de los usuarios que sale con una bolsa de comida. Es electricista y su empresa, una constructora, ha prescindido de trabajadores por la parálisis de las obras.

Hasta febrero mantenía a su familia, con tres hijos, pero su vida ha cambiado por completo, como la de Sebastian, jubilado que completaba su pensión con trabajos como diseñador. “Tengo dos euros para acabar la semana, y es martes, así que los alimentos tendré que recogerlos aquí”, explica.

Die Tafel tiene suministro suficiente para soportar el aumento de la demanda, pero muchos de los 60.000 voluntarios que habitualmente gestionan los 950 bancos de alientos y comedores sociales en Alemania pertenecen a grupos de riesgo y no pueden hacerse cargo de sus tareas habituales.

Si los centros siguen en funcionamiento es gracias a una sola de nuevos voluntarios solidarios que han acudido a la llamada de emergencia, como Ana, estudiante de Medicina ahora con más tiempo libre. “Por suerte tengo el privilegio de que mis padres trabajan y ganan relativamente bien, que pueden seguir yendo a trabajar, y creo que es motivo suficiente para tratar de aportar algo a los que no tienen ese privilegio”, reflexiona, “principalmente porque no pertenezco a grupo de riesgo, por lo que no es tan grave si me infecto, por eso estoy aquí, pero igual tomo todas las precauciones. Y me encanta ver que ha venido tanta gente, hay una sensación de unidad entre todos nosotros, aunque no nos conocíamos antes”.

“Es grandioso que tanta gente acuda a ayudar, con tanta motivación como para venir cinco días de la semana y que lleguen dispuestos a hacer lo que se les pida aquí, es un gran alivio”, reconoce Vera Firnhaber, responsable de turno de uno de los centros de Die Tafel. “Lo que hacemos aquí va mucho más allá de proporcionar alimentos y los voluntarios lo entienden perfectamente”, añade Wilhelm Nadolny, “el problema de la precariedad va asociado a menudo a un problema de soledad y de vergüenza, por lo que es importante, al llevar la comida, aliviar un poco esos sentimientos con una conversación y una sonrisa. No podemos cambiar las causas de esto, pero al menos aliviar las consecuencias.

Estos bancos de alimentos preconizan la crisis que el coronavirus está ya precipitando en Alemania. A finales de mayo, 7.3 millones de personas sufren ya una reducción de su jornada laboral, un 26,9% del total, según el informe publicado por el Instituto Ifo. Eso significa que uno de cada cinco trabajadores ha visto reducirse sus ingresos, pero además está el aumento del paro, con una subida brusca del desempleo en el último mes de 308.000 personas, hasta alcanzar los 2, 65 millones, lo que dibuja un cambio radical en el hasta ahora pleno empleo del mercado laboral alemán.

La gran coalición de Merkel lanzará mañana un segundo paquete de ayudas por unos 100.000 millones de euros. Sobre la mesa está, por ejemplo, una posible ayuda a las familias de 300 euros por hijo antes del verano, para tratar de reactivar el consumo, así como la absorción de la deuda de los 2.500 municipios más pobres del país, para liberar recursos, pero la solidaridad ciudadana es la fórmula más directa para aliviar situaciones críticas hasta que lleguen las ayudas. “La preocupación para muchos alemanes o es si se va a infectar de coronavirus o si va a poder ir o no de vacaciones a Mallorca este verano, eso era hace dos meses”, dice Nadolny, “ahora les preocupa de qué van a vivir en los próximos meses, cómo van a pagar en el futuro los préstamos del Estado y cómo podrán volver a retomar una actividad profesional que han tenido que abandonar a la fuerza”.

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