Bir Tawil, la única zona terrestre del planeta que no pertenece a ningún país
Este lugar se encuentra entre Egipto y Sudán del Norte y está declarado como Terra Nullius, es decir, tierra de nadie
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A lo largo de la historia, los diferentes pueblos o países han luchado por expandir sus territorios para aumentar su dominio. Las ansias de poder han provocado que se generen disputas por cada metro de territorio del mundo desde tiempo inmemoriales.
Este fenómeno se pudo observar a la perfección en el imperialismo del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando los países más poderosos del mundo impusieron su dominio en los territorios de África y el Pacífico. En la actualidad, esto se sigue produciendo y se puede ver en la crisis de la frontera de Ucrania y la amenaza de invasión por parte de Rusia con el objetivo de aumentar el poder de Moscú en el este de Europa.
Por este motivo resulta tan sorprendente que exista en África, entre Egipto y Sudán del Norte, un territorio que no pertenece a ningún país y que nadie reclama. Este lugar se conoce como Bir Tawil, tiene unos 2.600 kilómetros cuadrados y en términos de derecho internacional está declarado como Terra Nullius, es decir, tierra de nadie.
Egipto y Sudán del Norte, es conflicto
El territorio se originó en pleno imperialismo. En 1898, Reino Unido tenía el dominio de esta zona y estableció la frontera entre Egipto y Sudán del Norte en base al paralelo 22, pero posteriormente se reestructuró para adaptar a las tribus locales, generando dos territorios nuevos en 1902: Bir Tawil, que pasó a formar parte de Egipto y Hala’lb, que pasó a ser de Sudán del Norte.
Esto generó un conflicto entre ambos países debido a que Bir Tawil es un lugar del desierto del Sáhara que está deshabitado porque lo único que tiene es arena, piedras y unas temperaturas extremadamente elevadas. Por otro lado, Hala’lb es una zona poblada con costa y que tiene incluso reservas de petróleo. Los dos países querían apoderarse del mismo territorio y se negaban a aceptar Bir Tawil.
En 1956 Reino Unido abandonó la zona y el conflicto estalló. Egipto se impuso en Hala’lb y dominó este territorio, dejando Bir Tawil para Sudán del Norte, ya que no tiene ningún interés político o económico. Sudán del Norte no ha renunciado de forma oficial a Hala’lb y se niega a reconocer Bir Tawil como su territorio porque si lo hicieran, quedarían repartidos de nuevo estas zonas y estarían renunciando a Hala’lb.
Esta condición de Terra Nullius ha provocado que surjan sucesos curiosos en torno a este territorio. En los últimos años algunas personas han recorrido kilómetros de desierto para autoproclamarse dueños de Bir Tawil.
Este es el caso de Suyash Dixit, un informático indio recorrió 319 kilómetros hasta llegar: “Yo, Suyash Dixit, el primero de mi nombre y el protector del reino, me declaro monarca del reino de Dixit. Desde hoy me llamaré Rey Suyash I y declaro esta tierra no reclamada de Bir Tawil como mi país hasta la eternidad”.
Ningún país está interesado en este lugar porque es inviable que se establezca una población fija a vivir ahí, pero Egipto es el responsable de administrar esta zona. El propio Suyash explica cómo fue su viaje hasta llegar al territorio. “Impusieron tres requisitos: prohibido tomar fotografías de áreas militares (que es casi todo), ir y volver en el mismo día y no transportar objetos de valor. Condujimos durante seis horas siempre en mitad del desierto atravesando tierras áridas e incluso una base militar”, relató el autoproclamado rey de Bir Tawil.
Existe otro territorio considerado Terra Nullius que es incluso más extenso que Bir Tawil. Este lugar en Marie Byrd Land, una masa enorme de hielo de la Antártida. La zona fue descubierta en 1902 por Robert Falcon Scott, prácticamente en el mismo momento que se originó Bir Tawil, pero no fue hasta el año 1929 cuando Richard E. Byrd le puso este nombre en honor a su esposa.
Este territorio de agua congelada tiene aproximadamente 1.610.000 kilómetros cuadrados y nadie reclama este lugar porque es uno de los puntos más recónditos del planeta y es inhabitable. Además, el Tratado Atlántico hizo que este lugar quedase en tierra de nadie al prohibir la ampliación o creación de reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida.