Boris Johnson dispara el gatillo del Brexit para salvar su popularidad

Está contra las cuerdas y lo sabe. Aunque su estrategia sea la de jugar a vencedor, Boris Johnson necesita un chute urgente de popularidad, y el Brexit es su talismán. Lleva meses amenazando con cambiar unilateralmente varios puntos del acuerdo firmado con la UE para la famosa frontera con Irlanda del Norte; desde Bruselas le han repetido hasta la saciedad que lo firmado, firmado está; pero ha llegado el momento. Dos por uno. Populismo y nacionalismo.

Está previsto que el proyecto de ley llegue al parlamento de Westminster entre el miércoles y el jueves, aunque podría retrasarse a la próxima semana. Si consigue pasar todos los trámites –momento en el que también se retratarán los diputados conservadores rebeldes o leales a Johnson—la nueva normativa anularía automáticamente el control de las mercancías que entran en Irlanda del Norte desde Gran Bretaña y pondría en marcha una especie de “régimen aduanero dual”. Es decir, una provocación en toda regla a la Europa comunitaria.

Según ha desvelado la cadena pública irlandesa RTÈ, los bienes producidos en el Reino Unido podrían circular libremente entre las dos islas como parte del mismo territorio. Y el Reino Unido buscaría formas de proporcionar una vigilancia "sólida" que eliminara la necesidad de una frontera en el Mar de Irlanda.

Y aunque el gobierno de Boris Johnson ha defendido en público que un cambio no pactado del Protocolo es perfectamente legal, internamente hay serias dudas de que esto no suponga una violación del derecho internacional. La publicación especializada en información parlamentaria Politics Home asegura haber tenido acceso a correspondencia entre expertos y Downing Street donde se refleja claramente esta preocupación.

Al parecer, en estos documentos aparece un alto cargo que asesora al Gobierno británico en materia jurídica afirmando que no se puede argumentar "de forma creíble" que no haya ninguna alternativa a la rotura unilateral del tratado, y que es "muy difícil" defender ese argumento. Los rebeldes anti-Johnson tienen servido así un nuevo motivo para el boicot al líder. Será cuestión de días comprobar si la moción de censura interna se traslada al Brexit.