China pretende manipular la lluvia en la mayor parte de su territorio
Para 2025 implantará la "siembra de nubes" para evitar castástrofes naturales
Madrid - Publicado el - Actualizado
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India y Taiwán han dado la voz de alarma, China les está robando la lluvia. El gigante asiático ha anunciado un ambicioso programa para manipular el tiempo en una superficie de 5,5 millones de kilómetros cuadrados. Para 2025 pretende que "el área afectada por las operaciones de aumento de la lluvia (o nieve) artificial llegue a los más de 5,5 millones de kilómetros cuadrados". Que para esa fecha "el área protegida por las operaciones de prevención de granizo llegue a más de 580.000 km²", y que para 2035 se alcance un "nivel global avanzado" gracias a la innovación en la investigación y tecnología claves, así como a la mejora de "la prevención exhaustiva de los riesgos de seguridad".
El programa ayudará en la asistencia de catástrofes, la producción agrícola, la respuesta ante incendios forestales y de pastizales, así como en la gestión de altas temperaturas inusuales o sequías.
El gobierno chino utiliza técnicas para manipular la meteorología desde hace años. También lo hacen otros países, de hecho empezó a investigarse a finales de los 40 en Estados Unidos, pero nunca se había hecho en una superficie tan grande.
La técnica más habitual es la "siembra de nubes", que consiste en rociar sustancias como yoduro de plata en las nubes para provocar precipitaciones. Nunca ha habido una investigación científica sobre su eficacia o el impacto que puede tener pero India y Taiwán temen lo que pueda provocar en la región. Lo que sí se sabe es que no funciona durante todo el año, solo dos meses.
China lo ha utilizado para limpiar la atmósfera ante la celebración de grandes eventos como los cónclaves del Partido Comunista en Pekín, cuando se cierran también las fábricas para disminuir la contaminación. Además, alrededor de 50.000 municipios ejercen la siembra de nubes de forma habitual para evitar daños en sus campos de cultivo, lo que pretenden es sacar la lluvia antes de que se produzcan las temidas tormentas de granizo.
De cumplirse las expectativas del gobierno, en cuatro años el 60% de la superficie del país podrá controlar las precipitaciones. Las consecuencias para el cambio climático y la meteorología de la zona son todavía un misterio.