La factura que pagaron los que se opusieron a Putin: de veneno en una tetera a un cadáver en la bañera
La mayor parte de los opositores a Vladímir Putin se exiliaron, pero la distancia de Rusia no hizo que estuviesen a salvo
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Desde la llegada de Vladímir Putin al Kremlin, su lista de opositores no ha parado de crecer, tanto dentro de Rusia como en el ámbito internacional. En pocos años pasó de ser un líder desconocido en su país a ser una de las personas más poderosas y temidas del mundo. Pocos individuos se han atrevido a oponerse a sus políticas autoritarias y los que lo han hecho han sufrido ataques sospechosos que en la mayor parte de las veces ha acabado en su muerte. El presidente de Rusia ha negado su relación con todos estos casos, pero las extrañas condiciones en las que se dan, con frecuentes envenenamientos, hacen que todas las miradas vayan hacia el Kremlin.
Este apartado de ataques a opositores ha vuelto a primer plano con el inicio de la guerra de Ucrania, que ha situado a Volodímir Zelenski como objetivo número 1 del ejército ruso. La vida del presidente de Ucrania está en peligro por ser el principal opositor a los planes de Vladímir Putin y las informaciones de los servicios de inteligencia internacionales afirman que Rusia han intentado asesinarle en tres ocasiones.
Esta situación es recurrente con todo aquel que osa oponerse al régimen. Pese a las extrañas circunstancias en las que se han producido estos ataques desde la llegada de Vladímir Putin al poder, el Kremlin siempre ha negado estar detrás de estos crímenes, pero se sigue relacionando a Vladímir Putin y su entorno con estos sucesos. Opositores políticos, oligarcas, periodistas e incluso un abogado fueron los críticos con el presidente de Rusia que murieron o sufrieron un intento de asesinato en extrañas circunstancias.
Alexei Navalny: envenenado
Es conocido por ser el líder de la oposición de Rusia y fue uno de los intentos de asesinato más impactantes en los últimos años. Siempre ha tratado de acabar con la corrupción de Vladímir Putin, lo que le convirtió en uno de los mayores enemigos del Kremlin.
El 20 de agosto de 2020 fue hospitalizado en Siberia en estado grave. Un día después fue trasladado a Alemania y el 24 de agosto se confirmó que había sido envenenado con Novichok. Sobrevivió al intento de asesinato, pero al regresar a Rusia cinco meses después fue encarcelado.
El 2 de febrero de 2021 fue condenado a tres años y medio de cárcel y durante su vista judicial aseguró que Vladímir Putin “pasará a la historia como un envenenador”. Durante su estancia en prisión, Navalny ha denunciado torturas como privación del sueño y el 31 de marzo de 2021 comenzó una huelga de hambre.
En la actualidad, continúa con su oposición desde la cárcel y está fomentado que la población rusa se manifieste en contra de la guerra de Ucrania y de las políticas de Vladímir Putin.
Nikolai Glushkov: estrangulado
Era una de las personas más buscadas por el Kremlin que tuvo un final sospechoso. Fue un oligarca que huyó a Reino Unido por su enemistad con Vladímir Putin y que desde Inglaterra fue un constante opositor al Gobierno de Rusia. Estas actividades disidentes las realizó junto a Berezovsky y a Alexander Litvinenko, ambos muertos previamente en extrañas circunstancias y con sospechas de que Vladímir Putin podía estar detrás de estos crímenes.
Nikolai Glushkov murió el 12 de marzo de 2018 y la investigación de la Policía reveló que fue estrangulado. Además de su relación con los otros dos opositores, el suceso se produjo una semana después del envenenamiento de otro enemigo de Vladímir Putin, Sergei Skripal.
Sergei Skripal y su hija Yulia: envenenados
Sergei fue un ex espía ruso que al retirarse pasó a trabajar para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. En 2004, el FSB le acusó de filtrar información a los servicios de inteligencia británicos y delatar a espías rusos. Por este motivo, en 2006 fue condenado a 13 años en una prisión de alta seguridad por un “delito de alta traición al Estado en forma de espionaje”.
No llegó a cumplir la condena completa porque en 2010, bajo el mandato de Dmitri Medvedev, fue parte del que se considera el mayor intercambio de espías detenidos desde la Guerra Fría.
A partir de este momento llevó una vida de perfil bajo, pero el 4 de marzo de 2018, tanto él como su hija Yulia fueron envenenados con el agente nervioso Novichok en Salisbury, Reino Unido. Sorprendentemente, los médicos consiguieron salvar la vida de ambos.
Vladímir Kará-Murzá: envenenado dos veces
Vladímir Kará-Murzá es un opositor a Vladímir Putin que ha criticado sus prácticas durante décadas. Sus frecuentes denuncias han hecho que sufriese dos intentos de asesinato por envenenamiento: uno en 2015 causado por dos toxinas y otro en 2017. Afortunadamente sobrevivió a ambos ataques y ahora permanece exiliado en Estados Unidos.
Es considerado un traidor del régimen ruso y los médicos alertan que un tercer envenenamiento sería tráfico, pero esto no ha hecho que deje de criticar a Vladímir Putin. “Sabemos que ser opositor del régimen de Putin es una vocación peligrosa. Muchos han sido detenidos, envenenados, asesinados o forzados a abandonar el país. El mejor regalo que le podríamos hacer a Putin es rendirnos. Y no lo vamos a hacer”, afirmó Vladímir Kará-Murzá.
Boris Nemtsov: cuatro disparos
Fue uno de los líderes de la oposición durante la ocupación rusa de Crimea, Ucrania, en 2014. Encabezaba las protestas contra Vladímir Putin denunciando a parte de esta invasión, la corrupción que había en las instituciones rusas. Era la persona que encabezaba la manifestación ‘Marcha de la primavera’ bajo el lema “Putin es la guerra, Putin es la crisis, Despierta, país”.
El 27 de febrero de 2015, Boris Nemtsov fue asesinado con cuatro disparos mientras paseaba con una mujer cerca del Kremlin. Los autores del crimen lo hicieron desde un coche blanco y fueron condenados cinco hombres chechenos. Sin embargo, la familia y los amigos denuncian que la ejecución fue orquestada por alguien poderoso y que los responsables siguen libres.
Boris Berezovsky: encontrado muerto en su bañera
Fue un oligarca que denunció las políticas de Vladímir Putin desde que llegó al poder. Pese a ser un hombre poderoso en Rusia tuvo que huir, su oposición al Kremlin le obligó a huir de su país rumbo a Reino Unido para evitar represalias.
Boris Berezovsky sobrevivió a varios intentos de asesinato entre los que destacan una bomba en su coche que decapitó a su chófer. El 23 de marzo de 2013, el oligarca ruso fue encontrado sin vida en la bañera de su mansión en lo que parecía un suicidio. Sin embargo, la causa no está clara por los antecedentes de los opositores a Vladímir Putin y los intentos de asesinato que sufrió.
Sergei Magnitski: torturado en una cárcel
Era un abogado que defendía a Hermitage Capital Management, empresa de Estados Unido fundada por Bill Browder. Este magnate apoyaba a Vladímir Putin, pero con el paso de los años acabó denunciando la corrupción en las altas esferas.
Sergei Magnitski llevó la defensa de la acusación de Bill Browder, demostrando que 230 millones de dólares en impuestos de la empresa fueron desviados a funcionarios rusos. Esto enfadó al Kremlin y detuvieron al abogado en 2008. Tras una temporada en prisión siendo torturado y golpeado, Magnitski falleció el 16 de noviembre de 2009 a los 37 años a causa de una herida craneal.
Tras su muerte, pasó a la historia por ser la persona por la que Estados Unidos aprobó la Ley Magnitski para castigar a los que violen los derechos humanos en cualquier parte del mundo. Además, fue juzgado junto a Bill Browder después de haber fallecido, en un juicio en el que no hubo acusados presentes porque Magnitski había muerto y Browder se encontraba en Estados Unidos.
Alexander Litvinenko: envenenado
Fue un teniente coronel del FSB, los servicios de inteligencia de Rusia que sucedieron a la KGB. Vladímir Putin fue presidente de este organismo y Alexander Litvinenko denunció la corrupción de sus superiores. Le consideraron un traidor y fue encarcelado hasta que en el año 2000 consiguió exiliarse a Reino Unido junto a su mujer para protegerse de la amenaza de Vladímir Putin. Allí trabajó para el servicio de inteligencia británico (MI6), al que filtró todo tipo de información.
Pero la distancia no fue suficiente para evitar un trágico final. El 1 de noviembre de 2006 se reunió en el Millenium Hotel de Londres con dos ex compañeros de su tiempo en la inteligencia rusa, Andrei Lugovoi y Dmitry Kovtun, a quienes consideraba amigos. Horas después empezó a encontrarse mal y el 3 de noviembre fue ingresado. Finalmente, la investigación descubrió que había sido envenenado con polonio 210 que habían vertido sus dos ex compañeros en su té y falleció el 23 de noviembre de 2006.
Anna Politkóvskaya: cuatro disparos
Esta periodista de ‘Novaya Gazeta’ se convirtió en un símbolo en la lucha contra el régimen de Vladímir Putin. Anna Politkóvskaya denunció las prácticas del presidente de Rusia en Chechenia y el Caúcaso por vulnerar los derechos humanos y los crímenes realizados desde el Kremlin. Esto expuso a la periodista a un riesgo muy grande, tuvo que lidiar con amenazas de muerte y un envenenamiento, pero no pensaba en las consecuencias que podía tener sobre su vida y continuó oponiéndose a Vladímir Putin.
Anna Politkóvskaya fue asesinada el 7 de octubre de 2006 con cuatro disparos al salir del ascensor de su propia casa. El asesino y los organizadores del atentado fueron juzgados, pero la familia y los amigos de la periodista denuncian que el caso se ha cerrado sin investigar quién fue la persona que ordenó esa ejecución.
Mijaíl Jodorkovski: exiliado
Llegó a ser el oligarca más rico de Rusia, pero sus diferencias con Vladímir Putin provocaron que fuese perdiendo su fortuna y fue encarcelado en una prisión de Siberia en 2005, donde fue atacado en alguna ocasión. Tras una década entre rejas fue indultado y se exilió a Reino Unido.
Desde Inglaterra, continuó su oposición al régimen y con la guerra de Ucrania ha intensificado su oposición a Vladímir Putin asegurando que él y su entorno son “una banda de criminales sin respeto a nada”.