El ébola arrasa sin piedad la República Democrática del Congo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las alarmas han vuelto a saltar en República Democrática del Congo (RDC), el país que vio surgir el virus del ébola y que ahora afronta el que es ya su noveno brote. Detectado en una región remota pero extendido ya a un gran núcleo urbano, las organizaciones médicas y humanitarias se afanan por contener la enfermedad ahora que los casos se cuentan solo por decenas y no por miles.
El brote afecta por ahora a tres zonas de la provincia de Equateur, cada una con sus particularidades y retos, como ha reconocido la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha alertado de desafíos en materia de infraestructuras y accesibilidad para las zonas de Bikoro e Iboko. A esta última localidad, de hecho, se llega tras un viaje de diez horas por carretera desde Bikoro o en helicóptero, aunque incluso ha sido difícil encontrar un lugar adaptado para el aterrizaje.
El otro gran foco, el más preocupante a nivel epidemiológico, es el de Mbandaka, un núcleo urbano de más de un millón de habitantes y que sirve como nudo de transporte tanto nacional como internacional. El cercano río Congo funciona como una especie de autopista y conecta tras un viaje de seis o siete días Mbandaka con la capital congoleña, Kinshasa, donde residen más de diez millones de personas.
El brote de ébola ha causado ya 12 muertes confirmadas y 35 casos positivos de la enfermedad, según los últimos datos publicados este domingo por el Ministerio de Sanidad.
Con estas cifras, las muertes totales con síntomas de ébola ascienden a 25, al añadir las dos últimas, sucedidas en la zona de Iboko.
Los casos totales de ébola, incluyendo los que aún están sin confirmar, en las cuatro áreas afectadas (Iboko, Bikoro, Ntondo y la zona de Wangata, en la ciudad de Mbandaka), se mantienen en 54: 6 de ellos son sospechosos; 13, probables, y los 35 restantes, confirmados.
La vacunación ya ha comenzado en las áreas afectadas, en las que se da prioridad a los trabajadores sanitarios, a personas que han tenido contacto con infectados y a los contactos de los contactos, en un proceso denominado "vacunación en aros".
Se inmuniza con la vacuna experimental rVSV-ZEBOV, probada ya en Guinea Conakri tras la epidemia de 2014 a 2016, aunque ahora en la RDC es la primera vez que se toma esta medida en el estadio inicial de un brote de ébola.
Según un comunicado remitido este domingo, el ministro de Sanidad, Oly Ilunga, se trasladó ayer al área de Bikoro acompañado por representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Este brote de ébola, detectado en principio en zonas rurales y que después alcanzó el área urbana de Mbandaka, es el noveno que golpea a la República Democrática del Congo desde que se descubrió el virus en 1976 en este país, cuando entonces se denominaba Zaire.
La enfermedad -que se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados- causa hemorragias graves y puede tener una tasa de mortalidad del 90 %.
Sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos.
La peor epidemia de ébola conocida se declaró en marzo de 2014, con los primeros casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakri, desde donde se expandió a Sierra Leona y Liberia.
La OMS marcó el fin de la epidemia en enero de 2016, después de registrarse 11.300 muertes y más de 28.500 casos, aunque ha admitido que estas cifras podrían ser conservadoras.
"Basta que una persona descienda el río para que aparezca otro epicentro de infección", ha reconocido un portavoz de la OMS, Tarik Jasaveric. Un miembro del Gobierno congoleño, Raoul Kamanda, aclaró el jueves expresamente que por ahora no se ha detectado ningún caso en la capital, y recordó que ya se han activado medidas de vigilancia en "todas las puertas de entrada", según informa Radio Okapi.
Por su parte, el responsable de operaciones de emergencia de Médicos Sin Fronteras (MSF), Luis Encinas, ha reconocido la dificultad de obtener una foto fija de la situación actual. "No sabemos mucho, si estamos viendo la punta del iceberg o el 95 por ciento de este iceberg", ha explicado, ya que por ahora no existe un seguimiento "más claro y seguido" de los contactos de enfermos --más de 700 identificados--.