El Gobierno pide a Bruselas priorizar el catalán frente al gallego y el euskera
Así lo ha solicitado el ministro de Exteriores, que asegura que el Gobierno cumple así su compromiso con Puigdemont. Sin embargo, la UE aplaza la decisión sine die
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La UE ha celebrado el primer debate sobre la inclusión del catalán, euskera y gallego entre las lenguas oficiales de la Unión. Un debate que ha sido para más adelante, ante las dudas jurídicas, financieras y prácticas que han planteado una gran mayoría de países, sobre una decisión que requiere unanimidad.
Por lo tanto, de la reunión de hoy no ha salido ninguna decisión favorable ni siquiera se ha votado, pero el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, tenía un as en la manga, si el viernes pasado España se ofrecía a correr con los gastos de traducción de estas lenguas, hoy les ha dicho a los 26 que tres lenguas no, que de momento solo el catalán.
"Algunos estados miembros han planteado que tres lenguas de una sola vez era algo más difícil y nos hemos abierto a que el idioma, cuyos representantes han solicitado con más insistencia la inclusión dentro de la modificación del Reglamento y que es hablado por más de 10 millones de personas, sea el primero en su despliegue".
El debate queda aplazado sine die ni siquiera se ha cargado un informe oficial, aunque Albares haya insistido en que se va satisfecho y que España seguirá trabajando en ello.
Según explicó otra fuente diplomática, en total fueron 21 países los que tomaron la palabra, todos ellos con la "voluntad de seguir adelante", si bien pidieron "más tiempo" para analizar la medida.
A su llegada a la reunión, el ministro de Asuntos Europeos finlandés, Anders Adlercreutz, ya señaló, en catalán, que hoy era "muy pronto" para aprobar la oficialidad de las lenguas.También su colega sueca, Jessika Roswall, afirmó que hoy era "demasiado pronto para pronunciarse".
Representantes de países como Croacia o Eslovaquia reconocieron tanto la "sensibilidad" de la propuesta para el Gobierno español como la importancia de "salvaguardar" la riqueza de las identidades culturales europeas, pero insistieron en que una solicitud como la española amerita un estudio de sus consecuencias.
La secretaria de Estado de Asuntos Europeos francesa, Laurence Boone, diferenció entre la Constitución de Francia y el marco jurídico europeo a la hora de afirmar que "nunca tiene miedo" del impacto que la propuesta española pueda tener en su país y se mostró partidaria de ver la manera de "acomodar a España en este asunto".