Moldavia da la espalda a la Unión Europea tras denunciar un boicot de Rusia en el referéndum

"Tenemos pruebas e información de que un grupo criminal se proponía comprar 300.000 votos", señaló la presidenta Maia Sandu, que ganó las elecciones, pero tendrá que pelear con el prorruso Alexandr Stoinanoglo

EFE

Un anciano deposita su voto en una urna móvil en la aldea de Hrusevo, Moldavia, el 20 de octubre de 2024

José Manuel Nieto

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El reciente referéndum en Moldavia, que cuestionaba la integración del país en la Unión Europea, ha generado un amplio debate y sorprendentes resultados. A pesar de las expectativas de un apoyo mayoritario a favor de la UE, un 53,96 por ciento de los moldavos rechazó la propuesta, mientras que solo un 46,04 por ciento votó a favor, según la Comisión Electoral Central, tras el conteo de casi el 90 por ciento de los votos. 

Este desenlace ha sido calificado como un reflejo de las divisiones sociales y políticas en la antigua república soviética, donde la influencia de Rusia sigue siendo notable. La presidenta moldava, Maia Sandu, acusó a Rusia de utilizar "artimañas" para boicotear la consulta.

En una breve aparición ante los medios, afirmó que había pruebas de un esquema criminal diseñado para comprar 300.000 votos, describiendo el proceso como un "fraude sin precedentes" destinado a socavar la democracia en el país. "El objetivo es sembrar el miedo y el pánico en la sociedad", expresó Sandu, quien ha estado al frente de una administración que busca estrechar lazos con la UE y alejarse de la influencia rusa.

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Una mujer examina su papeleta electoral en un colegio electoral de la aldea de Hrusevo, Moldavia, el 20 de octubre de 2024.

El referéndum se llevó a cabo en un contexto político tenso, marcado por las recientes elecciones presidenciales en las que Sandu ganó, pero sin obtener mayoría absoluta. Este resultado le enfrentará en las próximas semanas al candidato pro-Kremlin, Alexandr Stoinanoglo, en un clima electoral que refleja la polarización existente en Moldavia.

Moldavia da la espalda a la Unión Europea

Mientras que las generaciones más jóvenes y los moldavos que residen en el extranjero tienden a favorecer la integración europea, los votantes rusoparlantes y los más nostálgicos de la era soviética abogan por mantener la cercanía con Moscú. La jornada electoral también puso de manifiesto las realidades económicas del país, que ha sufrido un considerable deterioro desde que Sandu asumió el poder en 2020.

La guerra en Ucrania, que ha desbordado sus efectos en la economía moldava, y la crisis energética provocada por la dependencia de Rusia han contribuido a la inflación y a una caída generalizada del nivel de vida. Además, Moldavia ha recibido a más de un millón de refugiados ucranianos, lo que ha añadido presión a un sistema ya de por sí frágil.

      
             
      

A pesar de que el Gobierno moldavo había recibido un respaldo significativo de la UE con un paquete de asistencia de 1.800 millones de euros en vísperas de la votación, esto no fue suficiente para inclinar la balanza a favor de la integración.

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La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, llega a su conferencia de prensa en Chisinau, Moldavia, el 21 de octubre de 2024.

Las encuestas preelectorales mostraban un panorama optimista para el "Sí", pero la realidad del referéndum dejó al descubierto una fuerte resistencia entre la población prorrusa, especialmente en regiones como Gagauzia, donde más del 95 por ciento se pronunció en contra.

Boicot de Rusia

Los líderes de la oposición, incluidos Stoianoglo y el ex presidente Igor Dodon, cercanos al Kremlin, optaron por boicotear el referéndum bajo la premisa de que las autoridades no lograron explicar adecuadamente las implicaciones jurídicas de la inclusión de la aspiración europea en la Constitución.

      
             
      

Esta estrategia de deslegitimar el proceso electoral subraya la manipulación del miedo, al sugerir que la integración en la UE podría abrir la puerta a una futura adhesión a la OTAN, algo que muchos moldavos ven como una amenaza directa a su soberanía. En este contexto, Sandu enfatizó que "la libertad y la democracia en Moldavia han sido objeto de ataques sin precedentes".

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