Un obrero alemán encuentra una carta que su abuelo ocultó en 1930
Los obreros descubrieron bajo una de las tejas de San Simón y San Judas una misteriosa botella con un mensaje dentro
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El hallazgo se ha producido durante la reparación del tejado que cubre el pórtico del Domvorhalle de Goslar, la magnífica iglesia de San Simón y San Judas, cuya construcción data de 1047 y cuyas tejas son sometidas a revisión desde entonces una vez por siglo. Los obreros descubrieron bajo una de ellas una misteriosa botella con un mensaje dentro. “Hemos dejado atrás duros tiempos de guerra… Esperamos que vengan tiempos mejores".
El escrito tiene 88 años de antigüedad y hubiera constituido por sí solo un notable descubrimiento, pero la sorpresa se multiplicó, cuando, todavía sobre el tejado y mientras la cuadrilla de obreros se pasaba con asombro el papel de mano en mano, uno de sus miembros reconoció la firma estampada al final del documento. Peter Brandt, de 52 años, identificó sin lugar a dudas el nombre de su abuelo Wilhelm Brandt, también techador de oficio y que, como pudo comprobar más tarde en los archivos de la catedral, trabajó en la última reparación del mismo tejado en el mes de marzo de 1930.
El abuelo Brandt tenía entonces 18 años. El alcalde de Goslar ha presentado esta semana al público la botella y el mensaje que contenía, en el que los obreros de la catedral dan cuenta de las penosas condiciones en las que trabajan. “Hemos trabajado una semana entera por una libra de mantequilla y una pieza de pan", se lamentan en plena crisis de inflación, aferrándose a unas esperanzas de mejora que nunca se hicieron realidad.
Pocos años después estallaría la II Guerra Mundial y aquellos obreros fueron destinados al frente. “Willi” fue hecho prisionero por los rusos y jamás habló a su nieto de su experiencia como soldado ni mencionó en ninguna ocasión aquella botella sellada bajo una teja del pórtico ni su mensaje, aunque iba claramente dirigido a sus futuros nietos: “En su lugar han depositado una copia y han añadido un documento nuevo, cuyo contenido el regidor prefiere mantener secreto.
El texto original, firmado el 26 de marzo 1930, quedará custodiado en los archivos municipales, pero la botella ha vuelto a su sitio. En su interior, además de aquella vieja misiva, ha sido añadido un nuevo documento cuyo contenido permanecerá en secreto, seguramente hasta que dentro de unos cien años, las tejas del Domvorhall e vuelvan a ser reparadas