Prohibido usar el móvil en la oficina en el Reino Unido

Las empresas británicas empiezan a incluir una cláusula en los contratos para evitar que los empleados pierdan el tiempo con el teléfono

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Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En el Reino Unido no hay legislación que lo regule, pero en la práctica está convirtiéndose en una norma cada vez más habitual: sin móvil o sin trabajo.

La cadena de supermercados Tesco -la mayor del país en cuota de mercado- hace tiempo que obliga a los empleados a dejar su teléfono en las taquillas con el resto de sus pertenencias personales. Lo pueden recuperar, evidentemente, en las pausas o al final de la jornada.

También la British Library, la biblioteca pública, prohíbe a sus funcionarios llevar el celular encima mientras están de cara al público. Todos y cada uno se lo entregan al supervisor, que pasa puntualmente por el mostrador para confiscarlos al inicio de cada turno. Esta práctica ha sido denunciada recientemente en el periódico The Guardian bajo la siguiente pregunta: ¿Por qué no tratan como adultos a los empleados en lugar de someterlos a semejante ritual preventivo?

Pero la cuestión ha llegado ya a las oficinas. El móvil o el trabajo. Una empresa de marketing de West Yorkshire (condado situado al norte de Manchester) ha publicado recientemente un anuncio de empleo con esta advertencia: “Absténganse los adictos al teléfono”. El responsable ha explicado, al ser interpelado por la prensa británica, que está harto de los trabajadores snowflakes (copos de nieve) obsesionados con sus móviles y con las redes sociales. Este empresario de 48 años denuncia que “hemos tenido empleados que literalmente se han deshecho cuando se les ha indicado que dejaran su teléfono en una caja”. Otros, según cuenta, les han acusado de violar sus derechos humanos, su derecho a estar conectados permanentemente. “Es casi como un síndrome de ansiedad por la separación”, dice.

Los sindicatos denuncian que puede nacer así un nuevo frente de fricción. En declaraciones al diario The Times, el secretario general de la unión de trabajadores Prospect, Mike Clancy, asegura que “al establecer controles rígidos sobre el uso del teléfono, en los que no están claras las cuestiones de seguridad y protección, se corre el riesgo de que el control de los trabajadores sea rígido, generando una cultura de falta de confianza”. Y añade: “No podemos permitir que los jefes tengan control total sobre cuándo, dónde y cómo se utiliza la tecnología en el trabajo”.

Los empresarios argumentan que se trata simplemente de proteger la productividad frente a la tentación de comprobar continuamente las actualizaciones o de mandar mensajes a los grupos de amigos y familiares.

Hay un sector, por ejemplo, donde la prohibición está más que asumida: las nannies (las niñeras). Es más que habitual que sus contratos incluyan una cláusula especificando que no tienen permitido acercarse al teléfono durante las horas de trabajo salvo estricta necesidad laboral.

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