¿En qué se diferencian los acuerdos de Boris Johnson y Theresa May?

La clave del nuevo texto pactado con Bruselas es la solución para la frontera irlandesa; en lo referente a España y Gibraltar, no cambia nada

¿En qué se diferencian los acuerdos de Boris Johnson y Theresa May?

Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En el Acuerdo Brexit anunciado este jueves permanece intacto todo lo relativo a España. Por ejemplo, el apartado de Gibraltar o los derechos de los españoles -de todos los ciudadanos comunitarios- que residan en el Reino Unido o lleguen durante el periodo transitorio.

A la hora de buscar las diferencias con el texto que proponía Theresa May hace casi un año y que tumbaron tres veces en el parlamento británico, basta ir a dos apartados: la declaración política y el protocolo entre Irlanda e Irlanda del Norte.

La cuestión de la frontera ocupa 64 páginas y es idéntico en todo al acuerdo de Theresa May menos en el famoso “backstop” (que literalmente significa “antirretroceso” o “tope trasero”, y es lo que estos meses hemos llamado en español “la salvaguarda irlandesa”). Según el plan May, se iba aplicar solamente hasta que la UE y el Reino Unido encontrasen una solución permanente para aplicar en el futuro. Este mecanismo de protección desaparece y es sustituido por un régimen híbrido para Irlanda del Norte: permanece en el territorio aduanero comunitario al menos cuatro años, a contar desde el último día del periodo de transición. Y será el parlamento de Belfast el que decida, pasado ese tiempo, si quiere abandonar totalmente la UE o prefiere continuar en el mercado único europeo.

Enrique Feás, investigador senior del Real Instituto Elcano, lo resume así: “Irlanda del Norte se queda en un régimen arancelario pseudo comunitario, pero es Unión Europea en la práctica”. Y añade Feás: “La salvaguarda, en su parte aduanera, se aplica solo a Irlanda de Norte y no a todo el Reino Unido: deja libertad arancelaria a Gran Bretaña. Esto era lógico. Se mantiene una cláusula de salida para la salvaguarda, pero no dependerá del capricho del DUP -el partido de los unionistas norirlandeses, actualmente socios de gobierno de los conservadores- sino de la mayoría cualificada de todas las facciones políticas de Irlanda del Norte”.

El problema del control fronterizo, aparentemente irresoluble hasta ahora, se resuelve con aduanas que cumplen los protocolos europeos pero están instaladas en los puertos de entrada a la isla. Se verificarán prácticamente todos los productos que lleguen de otros países -o de otros puntos del Reino Unido- y cuyo destino final sea la república de Irlanda.

Los analistas de la Agencia Efe en Bruselas han identificado estos puntos clave en el Plan Johnson:

El problema aduanero

Con el Reino Unido convertido en un tercer país, las mercancías que transitasen de Irlanda del Norte, territorio británico, hacia la República de Irlanda dejarían de gozar del derecho de libre circulación y tendrían que ser sometidas a controles y aranceles. Sin una solución específica, esto habría requerido levantar una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda para efectuar los controles, lo que se vulneraría al Acuerdo del Viernes Santo que llevó la paz al Úlster. El nuevo protocolo ha logrado la “cuadratura del círculo”-según el jefe negociador europeo, Michel Barnier- fijando los controles aduaneros en los puertos de entrada a Irlanda del Norte en lugar de ponerlos en la frontera terrestre con la República de Irlanda.

Controles

Irlanda del Norte se mantendrá alineada con las normas del mercado único europeo en materia de bienes, reglas fitosanitarias, productos agrícolas, IVA para bienes y ayudas de Estado. Pero, al mismo tiempo, seguirá formando parte del territorio aduanero del Reino Unido, lo que le permitiría beneficiarse de los nuevos acuerdos comerciales que pueda firmar el país. Se aplicará el código aduanero comunitario a todas las mercancías que entren en Irlanda del Norte, pero serán las autoridades británicas las encargadas de hacer los controles en el punto de entrada al territorio, con supervisión de la UE.

ArancelesEl Reino Unido se encargará también de cobrar los aranceles aduaneros a los bienes que entren en Irlanda del Norte. Cuando exista el riesgo de que estos lleguen al mercado único de los Veintisiete, tendrá que cobrar la tarifa comunitaria, mientras que, si no hay este peligro, los gravará con sus propios aranceles. Los bienes del Reino Unido que lleguen a Irlanda del Norte destinados a quedarse allí no serán gravados, con excepciones -todavía por fijar- en caso de que vayan a ser procesados después. Cuando los aranceles europeos sean más altos que los británicos, el Reino Unido reembolsará a la UE la diferencia.

El IVA (en las siglas inglesas, VAT)

Irlanda del Norte seguirá dentro del área única del IVA de la UE, aunque el Reino Unido será el encargado de fijar los tipos para este impuesto y recaudarlo y se quedará con los ingresos obtenidos. Sin embargo, en Irlanda del Norte seguirán vigentes las normas europeas del IVA para mercancías y tendrá que adoptar además las mismas exenciones y tipos reducidos que aplique la República de Irlanda, para evitar que haya una desigualdad de condiciones entre las dos partes de la isla. Irlanda del Norte podrá seguir usando el sistema europeo VIES de intercambio de información con otros Estados miembros.

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