Quo vadis, Boris Johnson
El primer ministro británico intenta pasar página a la desesperada
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Su partido le ha dicho claramente que no le quiere, que se vaya. Él se aferra al resultado técnico de la votación (211 a favor, 148 en contra) para decir que ha ganado, que ahora lo importante es ponerse a trabajar por el país, pero esos mismos números puestos en contexto solo tienen una lectura: la bofetada que ha recibido Boris Johnson en la moción de censura interna es similar a las que se llevaron en su día Theresa May y Margaret Thatcher, y ambas tuvieron que dimitir. May tardó seis meses en marcharse, Thatcher apenas 48 horas. También John Major se salvó por los pelos de las puñaladas en su bando, pero se estrelló en las urnas.
Este lunes, Boris Johnson necesitaba 180 votos de apoyo para sobrevivir, y los obtuvo. Por eso puede despertarse hoy aún en el 10 de Downing Street. Pero esos 211 diputados conservadores que le otorgaron anoche su confianza en una votación anónima, amalgaman solamente un suelo frágil. Representan apenas el 59% de la bancada tory (Theresa May sumó hasta el 63% de compañeros a favor en plena crisis pre-Brexit, y aún así quedó de manifiesto que no podía ya seguir adelante); y eso significa que, desde ahora, el Primer Ministro tiene que trabajar sabiendo que el 41% de los suyos quiere cambio de líder.
Con todo, él continúa diciendo que el resultado es “convincente, decisivo”, que la polémica es fruto de la obsesión de la prensa y que “lo que debemos hacer ahora es unirnos, como gobierno y como partido”. Sin embargo, ya se esperan dimisiones en su gobierno este mismo martes. Y varios pesos pesados del partido conservador le advirtieron anoche, antes de irse a dormir, que recapacitara seriamente. “Esto es devastador para él y para su reputación; pero tendrá que reconsiderar muy cuidadosamente cómo sale de esta, dónde va a partir de ahora”, le apercibía desde la BBC el veterano diputado Roger Gale.
En paralelo, estas últimas horas han desvelado el secreto a voces que recorría los pasillos de Westminster: la candidatura de Jeremy Hunt como próximo líder de los conservadores. Según pudo comprobar COPE el pasado mes de diciembre, los cuarteles tories estaban ya trabajando a distintos niveles para relanzarle como rival de Boris Johnson. Pero él permanecía en la sombra, esperando el momento adecuado. Y ayer se destapó en Twitter con un mensaje lleno de claves: “La decisión de hoy es cambiar o perder. Yo votaré por el cambio”.
A partir de este momento, la muerte acecha al Primer Ministro en cada movimiento. Suyo o ajeno. El temporizador del jaque mate está ya sonando.