Sonrisas para combatir bombas; el juego que un padre sirio ha inventado para salvar a su hija del miedo
Abdullah, un desplazo sirio, ha enseñado a su hija de 4 años a reirse cada vez que suena una bomba como juego haciéndole creer que el ruido es de juguetes
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La guerra es un escenario que deja poblaciones desvastadas, familias rotas y miles de personas que tienen que abandonar su lugar de origen. Esta realidad la conocen de primera mano cientos de miles de habitantes sirios. Desde 2011, la guerra tiene divida al país, y lo que en un incio comenzó siendo un guerra civil ha terminado convirtiéndose un conflicto internacional.
Según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDJ) desvelaba a comienzos de 2020 que la guerra de Siria se habría cobrado hasta 380.000 muertos, de los cuales 115.000 serían civiles. Según esta ONG, este conflicto también ha obligado a más de 15 millones de personas abandonar sus hogares. UNHCR-ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, cifrá que 6,3 millones de personas se han tenido que desplazar dentro de Siria desde que comenzó la guerra, mientras que 5,6 millones habrían buscado un futura fuera de las fronteras.
Dentro de estas situaciones de guerra, de muerte y de drama diario, siempre nacen esas historias de esperanza que crecen como una pequeña flor en mitad de los escombros. Gracias al periodista Mehmet Algan, hemos podido conocer la historia de Abdullah Abu Salva, un sirio de 32 años que está luchando diariamente por sobrevivir a los bombardeos y lo hace junto a su familia. Para mantener alejada la guerra de la vida de su hija de 3 años, a pesar de que las bombas caen muy cerca, ha creado una fórmula que recuerda al personaje de Guido en 'La vida es bella'.
La historia de Adullah, comienza como la de tantos sirios que tienen que abandonar su hogar por culpa de la tierra. En este caso, Adullah abandonó junto miles de personas la ciudad de Serakib debido a los bombardeos que esta ciudad sufría de manos de Rusia y el régimen sirio. Desde ahí se trasladaron a Sarmada, una ciudad muy cercana al frontera de Turquía. Tanto Serakib y Sarmada pertenecen a la región de Idlib que en estos momentos se encuentra bajo el control de grupos yihadistas, por los que el territorio se ha convertido en uno de los focos donde más se ha intensificado la guerra en las últimas semanas.
Risas por cada bomba, combatir el miedo jugando
Dentro de este marco y de la dificultad que supone abandonar el hogar, Adullah encontró la forma de hacer que 'la guerra fuese menos guerra' para su hija Selva de 4 años. En una entrevista concedida al medio 'Independent Turkçe', Adullah confiesa que el juego le vino a la cabeza después de que las bombas cayeran muy cerca de la casa donde vivían en Serakib: “Hubo muchos bombardeos. Los niños sufrían problemas psicológicos y crisis nerviosas debido a los bombardeos”, afirmaba este padre sirio.
Adullah continuaba relatando como los aviones del régimen de Al-Asad no dejaban de bombardear la zona y que necesitaba alejar a su hija de todo ese terror: "Busqué soluciones para hacer de estos bombardeos una fuente de felicidad, no de miedo, para el niño. Le expliqué que estos sonidos de bombas provenían de pistolas de juguete. Le enseñé que no daba miedo y que debería reírse de esta manera piensa que los sonidos de las bombas son armas de juguete y es feliz jugando. Así nos aseguramos de que no sienta la guerra cerca".
En el vídeo adjunto en el tweet del periodista Mehmet Algan, se puede ver como padre e hija ríen después de que estalle una bomba. Junto al vídeo, Algan acompaña el texto con un mensaje totalmente antibélico: "Cada vez que hay un sonido, la familia se ríe para que el juego no se rompa. Siria fue una lenta derrota para la humandiad. Enorme dolor en el corazón. No necesitas saber árabe para entender".
Sobre el futuro, Adullah afirma que el objetivo no es quedarse en Siria, sino conseguir pasar la frontera turca: "La entrada de Turquía es nuestra esperanza para nosotros. El ejército turco nos protege. Espero que el problema se resuelva muy rápidamente y volver a nuestro municipio de manera segura. Queremos vivir una vida sin miedo".
Habrá que ver que futuro le espera a esta familia, y hasta cuando tienen que estar jugando para seguir viviendo sin miedo, y cuando podrán dejar de jugar para empezar a vivir.