Sorolla, a la conquista de Roma: La Real Academia de España expone 240 pinturas del pintor valenciano

La Academia de España en Roma acoge hasta el 11 de junio la primera exposición dedicada al pintor, donde se podrá conocer cómo influyó en su obra su estancia en Italia

Exposición Sorolla en la Real Academia Española de Roma

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La ciudad eterna acoge la primera exposición dedicada a Sorolla: "Destellos de luz y color", 240 pinturas en cartones y tablillas de formato reducido sobre las que el maestro valenciano tomaba “apuntes” para desarrollar ideas o mejorar su técnica pictórica. Hoy en día los expertos las consideran una parte fundamental de su producción artística. Podrá visitarse en la Academia de España de Roma hasta el próximo 11 de junio.

En 1885 Joaquín Sorolla tenía 22 años y partió a Roma con una beca de formación de la diputación de Valencia sin saber que su estancia en Italia sería determinante para el desarrollo de su técnica pictórica. Viajó a Venecia, Pisa, Florencia y Nápoles y recibió la influencia de los grandes pintores renacentistas italianos. La visita a los sepulcros de los Medici, los monumentos y la escultura antigua supusieron para el una auténtico “doctorado”. Mientras duraba su beca en Roma tenía que enviar a Valencia cuadros y trabajos. Una de las piezas que realizó durante su etapa romana fue “El buen ladrón crucificado” cuya anatomía está inspirada en Miguel Ángel.

La comisaria de la Exposición, María López, subraya a COPE que la etapa romana de Sorolla fue importantisima en su trayectoria porque supuso el primer escalón que le permitió dar el salto a su proyección internacional. En Roma decidió convertirse en lo que llegó a ser, un pintor de gran éxito en el mundo. Nunca perdió el contacto con la ciudad ni con los amigos que hizo en ese periodo.

Sorolla en Roma

A finales de la década de los 80 decidió instalarse en Asís, donde comienza a manejar la luz de manera concisa y clara. En esta ciudad italiana realiza una serie de dibujos sobre aldeanas. En su temprana etapa italiana desarrolla la pincelada larga y potente que caracterizará su obra en los siguientes años. Fue un momento de intenso trabajo y de estrecheces económicas en el que se dedicó a pintar cuadros que gustaran al público italiano para poder subsistir.

Los “apuntes de color” de la Academia de España en Roma

Esta importante exposición forma parte de las celebraciones del 150 aniversario de la Academia de España en Roma, que no ha dudado en llenar sus salas en lo alto del Gianícolo con una selección de 240 cartones y tablillas, lo que podríamos considerar los “apuntes” del pintor, que el maestro valenciano realizaba aprovechando cartones, el reverso de fotografías personales o tablillas que habían tenido un uso anterior y que el artista reciclaba para bocetar ideas rápidas sobre escenas que le llamaban la atención y que en un futuro desarrollaría o no en cuadros de mayor formato.

En un principio Sorolla guardaba estos “apuntes” en su taller, hasta que se dio cuenta de que tenían valor por sí mismos porque encerraban la esencia de su creación y eran fruto de horas y horas de trabajo.

La comisaria de la Exposición, María López, subraya que para llegar a esos golpes de luz únicos que nos deja a todos perplejos fueron necesarios muchos ensayos que quedan patentes en sus obras de pequeño formato.

Sorolla en Roma

Esta exposición será la “joya de la corona” de los actos organizados con ocasión de los 150 años del nacimiento, en 1873, de la Academia de España en Roma, una de las principales instituciones artísticas de la capital italiana. Curiosamente Sorolla no llegó a ser becado por la Academia, pero estableció un fuerte vínculo con los residentes en la Academia durante su estancia en la ciudad.

Las piezas han sido cedidas por el Museo Sorolla de Madrid y se exponen cronológicamente en distintos recintos de la Academia, incluida la emblemática Sala de los Retratos, un hecho histórico, subraya la directora de la Academia, Ángeles Albert de León, porque por primera vez se ha abierto esta Sala a una Exposición de estas características. En ese emblemático lugar con una de las vistas más fantásticas de Roma se han instalado los dibujos de Venecia y Florencia, así como postales y fotografías que el pintor valenciano coleccionó durante sus viajes por Italia.

El pintor de la luz y del mar

En una entrevista preguntaron a Sorolla qué oficio le habría gustado ejercer de no ser pintor. El contestó: “Nunca he querido, ni quise, ni querré ser otra cosa que pintor”.

Mirar el mar a través de los ojos de Sorolla significa sentir el movimiento de las olas, escuchar el chapoteo de los niños en la orilla, tocar las redes de los pescadores, rozar el blanco de las damas paseando por la arena y hasta oler la sal que parece envolver la espuma que sube y baja con las mareas. Estas mismas sensaciones se perciben también en las obras de pequeño formato que se exhiben en la Academia de España.

El mar es un tema esencial en la pintura de Sorolla, la historia de la pasión que el maestro siempre sintió por la paleta de colores que la luz despliega en las playas mediterráneas o cantábricas, a distintas horas del día.

En 1900, Joaquín Sorolla se encontraba en el apogeo de su carrera. En la Exposición Universal de París, recibió el premio más codiciado para los artistas de la época: el Grand Prix. Claude Monet fue el elegido para entregarle el galardón y, ante todos los impresionistas del momento, lo situó entre los grandes: “Es el maestro de la luz”.

Recorrer la exposición de la Academia de España de Roma es abrir un balcón con vistas al legado de un artista que consiguió robar la luz y encerrarla en sus cuadros.

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