El veto al petróleo ruso divide a Europa: la UE se estanca en su intento de dejar de depender de Moscú
Hungría, Eslovaquia o la República Checa defienden que no tienen alternativas al petróleo ruso y reconocen que este embargo podría provocar problemas importantes en su economía
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las negociaciones para aprobar un nuevo paquete de medidas, el que sería el sexto aprobado por la Unión Europea, se han estancado. Los distintos países no logran ponerse de acuerdo, y es que, en este caso, hay un punto clave sobre la mesa: el veto al petróleo ruso. El objetivo de Bruselas es dejar, antes de que termine el año, de comprar petróleo a Rusia, algo por lo que pagamos miles de millones de euros.
Hay consenso entre los países en que se debe seguir castigando a Rusia, pero hay que pagar un precio muy alto para dejar de depender de su energía. En este sentido, varios estados miembros como Hungría, Eslovaquia o la República Checa defienden que no tienen alternativas al petróleo ruso y reconocen que este embargo podría provocar problemas importantes en su economía.
Países dependientes del petróleo ruso
Estos tres socios, muy dependientes de las importaciones de crudo desde Rusia, piden que el periodo de transición para desprenderse de su petróleo sea más largo, a pesar de que Bruselas ha planteado una excepción para Budapest y Bratislava que les daría un año más que al resto para conseguirlo, hasta el 31 de diciembre de 2023.
Aunque originalmente no estaba incluida en este trato especial, Praga también ha pedido públicamente un aplazamiento de dos o incluso tres años para desengancharse del crudo ruso, según declaró el propio primer ministro checo, Petr Fiala. Su colega húngaro, Viktor Orbán, optó este viernes por un tono más duro para criticar la propuesta de Bruselas como una "bomba atómica" para su país y, tras alegar que un plazo de año y medio no sería suficiente, abogó por darse cuatro o cinco años "con una inversión de mucho dinero".
Entre tanto, el alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, dijo que hay que "tomar en consideración" y "buscar una solución" para resolver los "problemas" de Hungría, puesto que "no es lo mismo tener costa y que te puedan llegar petroleros a no tener costa y que no te pueda llegar petróleo por ninguna otra parte que no sea Rusia".
Los embajadores de los 27, que volvieron a reunirse este viernes, han decidido darse unas horas de margen para seguir negociando y, este domingo, continuarán analizando los puntos que no hacen posible el acuerdo, todo ello con el objetivo de lograr alcanzar un acuerdo antes de que termine la semana. En caso de que no haya una decisión acordada, el alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, ha apuntado que será necesario elevar el asunto a una reunión de ministros para desbloquear la situación.
Qué incluye el sexto paquete de sanciones de la UE
La propuesta del Ejecutivo comunitario, presentada el miércoles, aspira a prohibir las importaciones de petróleo ruso en la UE seis meses después de la entrada en vigor de las sanciones, mientras que en el caso del petróleo refinado el plazo se amplía a ocho meses. Las sanciones también vetarían toda posible asistencia técnica, directa o indirecta, y todo servicio de intermediación, incluida la financiera y los seguros, que estén relacionados con la prohibición al petróleo ruso.
Además, para evitar que los petroleros rusos puedan esquivar las sanciones, el texto pide prohibir el transporte de crudo ruso en todas sus modalidades, incluidas las trasferencias de carga "de barco a barco" de naves rusas a cargueros de otro pabellón. En el frente financiero, Bruselas propone añadir a la lista de bancos rusos excluidos del sistema internacional de transacciones Swift a Sberbank, el mayor del país, así como al Banco Agrícola de Rusia, participado al cien por cien por el Estado, y al Banco de Crédito de Moscú.
Bruselas ha propuesto también sancionar a individuos, como al coronel ruso conocido como "el carnicero de Bucha" o el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, y a una veintena de empresas vinculadas al Ministerio de Defensa o el Ejército ruso, así como a tres medios de comunicación.