LÍNEA EDITORIAL

Sí al aborto en Irlanda

"Nuestra realidad, impregnada en todo caso de un catolicismo sociológico, es hija de un tiempo de pensamiento débil, que nos ofrece desafíos nuevos"

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El filósofo Julián Marías advirtió con agudeza que uno de los grandes dramas del siglo XX había sido la aceptación social del aborto. Después de la desensibilización social, la llegada primero de legislaciones despenalizadoras y luego incluso de aquellas que lo convierten en un derecho de la mujer, han sido por desgracia consecuencias esperadas. Conocemos bien cuál ha sido el proceso en España. Ahora ha sido Irlanda la que ha dado un paso hacia la misma pendiente, tras un referéndum donde los partidarios del aborto han conseguido más del 66% de los votos. La nueva Ley legaliza el aborto libre en las primeras 12 semanas de gestación y abre la puerta, en otros plazos, a una suerte de “aborto a la carta”. Los eufóricos partidarios del “sí” lo presentan como una victoria del imparable movimiento feminista, de carácter global, que habría derribado el último bastión europeo del conservadurismo de raíz católica. Lo cierto es que, aunque el catolicismo, desde la fe y la razón, dice sí a la cultura de la vida y no a la eliminación de cualquier ser humano inocente, la del aborto no es una cuestión originariamente cristiana. Ya en el Código Hipocrático, el primer código deontológico médico, que data del siglo V antes de Cristo, existe un rechazo expreso del aborto. Por eso, tratar de entender la realidad de nuestros días desde la explicación de que vivimos en una sociedad postcristiana, es hacerlo con un argumento que se queda corto. Nuestra realidad, impregnada en todo caso de un catolicismo sociológico, es hija de un tiempo de pensamiento débil, que nos ofrece desafíos nuevos. Por eso no cabe lamentarse ni dar la batalla por perdida. En esta tesitura compleja, como lo han sido muchas otras en la historia, la propuesta cristiana, de la mano de otras dispuestas a unirse en este asunto crucial, se presenta como más actual y necesaria que nunca.