Madrid - Publicado el - Actualizado
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Este domingo, tras el habitual rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha lanzado una pregunta que golpea con fuerza en nuestras conciencias: ¿cuánto tiempo tendrá que soportar el pueblo afgano esta violencia inhumnana? El pasado sábado, en una nueva y terrible masacre terrorista llevada a cabo en la capital del país casi un centenar de personas fueron asesinadas y más de 200 resultaron heridas. El atentado, revindicado por los talibanes, tiene lugar en medio de una espiral ascendente de ataques terroristas contra diversos objetivos civiles por parte de los propios talibanes y del Estado Islámico. La continua e insoportable sangría deja ya casi 2.000 muertos civiles y más de 4.000 heridos, solo en el último año. Tras 17 años de conflicto, la guerra se ha cobrado alrededor de 110.000 vidas. Afganistán es un escenario tremendamente complejo en el tablero internacional, en el que vemos con toda crudeza el fracaso reiterado de los esfuerzos occidentales por pacificar la zona. La guerra iniciada después de la invasión norteamericana, tras los atentados contra las Torres Gemelas, no parece tener fin. Por desgracia, la presencia arraigada de talibanes, de yihadistas a las órdenes del Estado Islámico y de Al Qaeda no invitan al optimismo con respecto a una inmediata solución. Tenemos la obligación moral de continuar denunciándolo, rescatando la barbarie terrorista del olvido a la que la someten los ciclos informativos de los medios de comunicación. Y de seguir rezando, como nos ha pedido el Papa, por todas las víctimas y por sus familias, de manera especial, por aquellos que en medio de aquella durísima realidad continúan trabajando, incansables, para construir la paz.