Asia Bibi y el futuro de Pakistán

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Finalmente Asia Bibi, la mujer cristiana que fue condenada a muerte en Pakistán por una falsa acusación de blasfemia, ha salido de su país y ya está en Canadá, según ha podido confirmar la Cadena COPE en fuentes de su familia. Ha pasado nueve años en el corredor de la muerte y solo después de muchas apelaciones y movilizaciones internacionales fue posible su absolución el pasado mes de octubre. Desde entonces ha permanecido custodiada en un lugar desconocido, debido a las amenazas de muerte de los grupos radicales islamistas, que no han aceptado el veredicto del Tribunal Supremo.

En esta ocasión el gobierno pakistaní ha sido firme frente a las amenazas y ha asegurado el cumplimiento de la ley. También ha sido importante la movilización de numerosas autoridades musulmanas con las que la Iglesia mantiene un paciente diálogo: 500 imanes firmaron el pasado mes de enero la Declaración de Islamabad, en la que afirmaban que “asesinar con el pretexto de la religión es contrario a la enseñanza del Islam”.

La historia de Asia Bibi ha permitido que salgan a la luz los tremendos abusos cometidos bajo el paraguas de la ley de la blasfemia, que continúa provocando víctimas inocentes en un país que los radicales islamistas consideran “la tierra de los puros”. Sin embargo la violencia y el odio no han conseguido extinguir una presencia cristiana a veces heroica, y muy fecunda en los campos de la educación y la atención a los más pobres. Los cristianos, acostumbrados al sufrimiento, sólo reclaman ser tratados como ciudadanos, protagonistas de la construcción del que es también su país.