J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Bombas contra coptos: objetivo, el islam que se abre

El Domingo de Ramos es siempre un gran día para los cristianos coptos. Acuden desde muy temprano a la Catedral de San Marcos de Alejandría. En la verja de entrada hay numerosos vendedores de palmas decoradas, talladas, trenzadas. Este domingo esas palmas han sido más que un producto de artesanía, han sido las palmas para los nuevos mártires. Para los que han perdido su vida en la ciudad a la que llegó el cristianismo en el primer siglo, y en Tanta. Otra vez la Iglesia de Egipto vuelve a ser la Iglesia de los mártires. Antes y después de la primavera árabe los Hermanos Musulmanes atacaron a los cristianos para conquistar el poder, pero ahora se trata del llamado Estado Islámico. El ataque de este domingo, con sus cerca de 50 muertos, como los del pasado mes de diciembre, quiere cambiar el régimen político de Egipto, como hizo en Iraq y en Siria. El objetivo Presidente Al Sisi, con todas sus limitaciones promueve un islam respetuoso con la minoría cristiana. Al Sisi empuja a Al Azhar, la gran mezquita de referencia del mundo suní, a la condena de la violencia religiosa, al reconocimiento de cierta libertad de conciencia. Al Azhar acaba de celebrar en febrero un gran simposio con el Vaticano sobre la laicidad y la ciudadanía en el mundo musulmán. Por eso, porque Egipto es un hervidero del islam que quiere abrirse a la modernidad, el Papa va a viajar al Cairo. El Daesh mata coptos para impedir cualquier apertura en el islam. Y mientras los coptos, la pobre gente que lleva la cruz tatuada, confiesan su fe ante el mundo.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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