Un callejón sin salida
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Lo ocurrido con la celebración del primero de octubre nos ha dejado una radiografía bastante certera de lo que está pasando en Cataluña. Por un lado el presidente Torra agitando a los radicales de los CDR, que terminaron el día acosando al Parlamento. A continuación Torra elevaba el tono de sus exigencias, haciendo palpable la ruptura de la unidad de los independentistas. Y mientras, el gobierno de España preso de una permanente ceremonia de confusión y contradicciones, con su cantinela del diálogo. Por último llegó el chantaje de Torra a Pedro Sánchez para que acepte la posibilidad de un referéndum de autodeterminación “pactado y vinculante” en un mes, o en caso contrario le retirará el apoyo parlamentario.
Al final lo que queda claro es que el deseado proceso de normalización política en Cataluña, en el que está empeñado a fondo el gobierno de Pedro Sánchez, es una fantasía que no se corresponde con la realidad. La realidad social en Cataluña se complica cada vez más con la impunidad de los radicales en la calle y el conflicto permanente a propósito de la presencia de los lazos amarillos. Aunque el Gobierno se empeñe en querer hacer ver que no pasa nada, el proceso está abocado a un callejón sin salida por falta de un liderazgo realista y con sentido institucional en Cataluña, y porque Sánchez es prisionero de unos apoyos disparatados que son los que le han permitido acceder al poder por la puerta de atrás.