J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

En Chile, una primera palabra sobre la paz

En sus primeras horas en Chile, el Papa ha tenido un encuentro con las Autoridades y la Sociedad Civil, y ha celebrado una Eucaristía multitudinaria en la capital del país

José Luis Restán

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En sus primeras horas en Chile, el Papa ha tenido un encuentro con las Autoridades y la Sociedad Civil, y ha celebrado una Eucaristía multitudinaria en la capital del país. Ante las autoridades, en el Palacio de la Moneda, Francisco ha felicitado expresamente a los chilenos por el desarrollo de una democracia que en las últimas décadas ha permitido un progreso sostenido. También les ha invitado a no conformarse con lo conseguido hasta ahora, a cuidar la casa común y a escuchar con particular atención a los descartados, y ha apelado a la sana apertura al bien común, tan decisiva en una sociedad como la chilena, conformada por una gran pluralidad étnica, cultural e histórica. El Papa ha expresado también dolor y vergüenza ante el daño irreparable hecho a niños por parte de algunos ministros de la Iglesia, ha vuelto a pedir perdón, a expresar su apoyo a las víctimas y a comprometerse en el empeño de que no se vuelva a repetir.

En la Eucaristía celebrada en el Parque O'Higgins Francisco ha dicho que las bienaventuranzas nacen del encuentro entre la necesidad y los anhelos de la gente con la mirada de Jesús. Las bienaventuranzas nos hacen artífices de paz, la palabra con la que el Papa ha querido empezar este viaje. Ya en el avión volvió a mostrar, esta vez a los periodistas, la emblemática fotografía, fruto de la guerra, en la que un niño lleva a su hermano muerto en la espalda, mientras espera el turno para el crematorio de Nagasaki. La paz, como ha recordado hoy el Papa a los chilenos, es siempre frágil y es un proceso que pone a prueba nuestra creatividad para gestar relaciones capaces de ver en nuestro vecino no a un extraño o a un desconocido, sino a un hijo de la misma tierra que compartimos.