J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

El dilema francés

La celebración del 1 de mayo en Francia ha canalizado parte de la tensión que despiertan los resultados de la primera vuelta de las presidenciales. Las calles de París se llenaron de manifestantes enfrentados ante la sola posibilidad de que Marine Le Pen pudiera ser elegida. Francia se enfrenta a un dilema dramático. Para los republicanos y socialistas está clara la apuesta por el centrismo europeísta de Macron. Después de una semana en silencio, el candidato de la Izquierda radical, Melenchon, ha confesado que tampoco votará a Le Pen. Aunque para él, como para otros franceses de diversa adscripción, no es fácil dar el voto a Macron, al que identifican con la gran Banca y de las élites políticas. La alternativa, sin embargo, sería catastrófica. Le Pen no solo significa la salida de Europa, sino la crisis de los grandes postulados de la tradición republicana. Es más que comprensible que las sociedades europeas, a las que la crisis ha despertado de un largo sueño, demanden un cambio en los modos de gobierno. Pero el dilema está en las instituciones. ¿Quiénes garantizan la continuidad institucional en el marco del Estado de Derecho y del proyecto europeo? En un régimen de garantías legales, de protección de los derechos y de igualdad es posible acometer reformas. Fuero de estos márgenes está el abismo.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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